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Opinión

Preguntas sin respuesta

Preguntas sin respuesta

Pasaron las elecciones y con ellas se puso fin a una contienda que dejó, al menos en el Tolima y en Ibagué, un mal sabor de boca; más que por el resultado, por la violencia con la que los diversos grupos políticos enfrentaron estos días en medio de su infinita ansia de poder. El volumen de los gritos fue infinitamente más alto que el de las propuestas, la mayoría de ellas plagadas de lugares comunes, en las que predominaron palabras como productividad, competitividad y equidad, sin que se sepa a ciencia cierta cómo los candidatos iban a lograr el desarrollo social, económico, cultural y humano al que aspiramos los tolimenses.

Los resultados son contundentes. El gobernador dio un golpe de autoridad y se proclamó como el gran elector del departamento, dejando en el campo de batalla los cuerpos inertes de los viejos caciques. Sin embargo, haciendo una rápida lectura me surgen algunas preguntas para las que cada lector tendrá, seguramente, una respuesta diferente.

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En la elección de Concejo de Ibagué, el Partido Liberal pasó de 25.612 votos y 3 concejales en el 2015, a 11.306 votos y un solo concejal en el 2019. Y en Asamblea, de 95.512 votos y 4 diputados en 2015, a 59.616 votos y sólo 2 diputados. En votos a la gobernación, el partido liberal pasó de 224.716 en el 2015 a 158.165. ¿Hacia dónde lleva Mauricio Jaramillo al otrora glorioso Partido Liberal?

En Espinal, Cambio Radical obtuvo en 2015 la mayor votación a la alcaldía con 18.946 votos, en 2019 sólo alcanzó 11.405 votos, perdiendo no sólo la alcaldía de la segunda ciudad del departamento, sino la joya de la corona de su fuerza política. También perdió las alcaldías de Ambalema, Mariquita, Guamo y Coyaima que había ganado en el 2015. ¿Es el comienzo del fin de Emilio Martínez?

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Girón, con 27.800 votos, Camilo Delgado con 25.236 y Alfredo Bocanegra con 12.263, sumados, llegan a 65.299 votos. En algún momento se especuló con la alianza de estos candidatos, todos de partidos con alta influencia liberal, en el famoso Toconbar (Todos contra Barreto). La unión no se dio y juntos hubieran derrotado al hoy alcalde Andrés Hurtado. Si ellos coincidían que le mejor para Ibagué y el Tolima era que Barreto no obtuviera los dos cargos más importantes del departamento, ¿pudo más la arrogancia y las ansias personales de poder que una alianza ideológica?

Y algunas preguntas sueltas

¿Qué le dijo el gobernador a José Barreto?

¿Cuál es el futuro de viejos caciques como Carlos García, cada vez más opacado regionalmente?

¿Qué pasará con la curul de Miguel Barreto? En medio de la dura y no tan privada pelea familiar, ¿el gobernador lo apoyará para otro periodo?

¿Hacia dónde va el gobernador, le apostará al senado o a la alcaldía de Ibagué que ha sido uno de sus sueños?

Y no sigo porque me quedé sin espacio.

Sólo queda, como cada cuatro años, volver a depositar algo de fe en los mandatarios electos con la esperanza de que puedan construir sobre lo construido, que los avances no se queden en meros anuncios sino que cambien realmente la vida de la gente, que su gobierno sea algo más que la preparación para las siguientes elecciones.

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