Opinión
Por la vida voto Sí
Pero ante este clima deplorable de degradación y felonía, surgen voces como la del Papa Francisco, que reconfortan, arroja meridiana claridad e invitan a la reflexión y a pensar en la vida como causa suprema de todo ser humano. El sumo pontífice en su visita a Georgía, envió un mensaje muy claro al mundo civilizado: “Santos está arriesgando todo por la paz, pero hay otra parte que esta arriendando todo por la guerra”. Y agregó a renglón seguido: “los que están con la guerra hieren el alma”.
El Papa fue más contundente en sus declaraciones a la prensa internacional: “Yo prometo que cuando este acuerdo sea blindado por el plebiscito y sea reconocido internacionalmente, yo estaré en Colombia para enseñar la paz”. Más claro no canta un gallo ¿Ó qué van a decir los enemigos de la paz? ¿Qué el Papa Francisco es “castro-chavista"?
Tampoco los enemigos de la paz, nos pueden decir que Barck Obama, presidente de los Estados Unidos, los países de la Unión Europea, las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, y todos los organismos multilaterales son “castro-chavistas” porque han apoyado decididamente el proceso de paz de Colombia. Ese cuento solo se lo comen los fanáticos seguidores del senador Uribe y del ex procurador Ordoñez.
Ya en otras columnas he aclarado que no soy santista ni mucho menos uribista, que el problema de la paz no tiene color ni sesgo político, que es de todos y nos pertenece a todos. Por eso, desde mi posición de socialdemócrata, de hombre libre-pensador, utilizo los argumentos de cumbres morales e intelectuales como el Jefe Máximo del mundo católico, como también las recientes declaraciones del general Alberto José Mejía, comandante del Ejército Nacional, quien destaca que en los 25 días de cese bilateral entres esa institución y las Farc, no se ha registrado un solo muerto o herido, en relación con operaciones militares y termina apoyando el proceso de paz.
También, están las opiniones de mujeres que han vivido el conflicto armado como la esposa del general Javier Alberto Flores, quien asestó los golpes más contundentes a las Farc, y que fue artífice de las negociaciones de paz de La Habana, que expresa toda una cátedra de perdón y reconciliación.
La señora Sandra Inés Henao de Flores, afirma en su conocida carta que vivía en velorios y entierros abrazando viudas y huérfanos, que rogaba a Dios morir al lado de su esposo de viejos no por una bala, es la misma que cuenta que hace unos días lloró de la emoción der no ver más muertos, mutilados o heridos en el hospital militar desde que existe la tregua con las Farc. Es la misma que manifiesta que: “Una vida menos o un huérfano menos, valen la pena”.
Pero si quieren ejemplos de otras esferas como el humorismo y el concepto del perdón, hay tenemos la de Dany Alejandro Hoyos, más conocido como “Suso El Paspi”, quien en carta abierta narra su desgarradora historia relacionada con la violencia y dice: "Yo perdono. No necesito que los paramilitares me pidan perdón, los perdono; no necesito que la guerrilla me pida perdón, los perdono. El perdón es un acto individual”, e invita a votar por el Sí. (Revista Semana, 2016/09/30).
Pero ante el desespero, ahora, nos salen con cosas como que la “ideología de género” aparece en los acuerdos, cuando esa palabra no existe en ninguna de sus 297 páginas, allí se habla de la igualdad de género que es diametralmente opuesta y distinta a la primera, que fue el concepto de las supuestas cartillas de educación sexual presuntamente repartidas por el ministerio de Educación. La igualdad de género, que si es un punto negociado en el pacto de La Habana, está relacionado con el reconocimiento de los derechos e igualdad de la mujer frente a los hombres. Pero para mentir y manipular, le cambiaron igualdad de género por “ideología de género”.
Y así, son todas las argucias que se han inventado como la pensión vitalicia por un millón 800 mil pesos mensuales para los guerrilleros, cuando es el 90 por ciento del salario mínimo por dos años; la supuesta impunidad de la justicia transicional, cuando en otros acuerdos similares ni siquiera se conoce la justicia, como el de los paramilitares.
Pero en fin, la surte ya está echada. Los acuerdos de La Habana, no son perfectos como no lo ha sido ninguno en ninguna parte y en ninguna guerra; fue negociado por humanos, no por la Divina Providencia.
Y ante la disyuntiva de prolongar la guerra con un No, no se sabe por cuántas generaciones y cuántos muertos más, es necesario comprender que la vida es lo fundamental en este acuerdo, como lo son las víctimas.
Con mentiras y engaños no se puede destruir el sueño ni la esperanza de morir de viejos tranquilos y en la cama, no con las balas asesinas de la violencia en la flor de la primavera. El Sí es la vida y la esperanza, el No es prolongar la muerte. Yo me quedó con Sí.
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