Opinión
Pepe Zuluaga ex alcalde de Ataco, víctima de violencia
Un día como hoy hace 32 años, fué ultimado a bala el Ex Alcalde de Ataco José Zuluaga Gómez, a quien cariñosamente le deciamos "Pepe Zuluaga". Nació el 19 de mayo de 1930 y murió vilmente asesinado en Ataco en el andén de su casa frente a su familia el 26 de septiembre de 1987. Fue Alcalde, Concejal de Ataco, igualmente servidor público de otros municipios del Tolima y con la entrada en vigencia del Acto Legislativo 01 del 9 de enero de 1986, manifestó a sus amigos que pensaba presentarse como Candidato por la Unión Patriótica a la primera elección popular de Alcaldes que se realizó en Colombia el 13 de marzo de 1988, porque quería volver a ser Alcalde de Ataco, pueblo que amó como si fuera su patria chica.
Pepe Zuluaga, con sus saberes de odontología, un trabajador laborioso en este oficio; como jefe de familia querendón con sus hijos e hijas a quienes los acompañaba en los quehaceres diarios y en sus tareas a cumplir en la escuela y en el colegio para ayudarlos a formarlos; persona culta, gran líder social inigualable, progresista, defensor de los derechos humanos y de los recursos naturales, trabajó duro en contra de la instalación de la pala draga en el municipio de Ataco Tolima para extraer oro en la cuenca hidrográfica del rio Saldaña, un hombre de grandes luchas convencido de sus ideas y muy valiente.
Una persona bondadosa, humilde, trabajaba por los pobres y la comunidad. Dejó sin lugar a dudas una imágen muy positiva en el pueblo a través de la ayuda que le prestaba a la gente desinteresadamente. Se le recuerda en Ataco Tolima con mucho cariño, la gente buena como Pepe Zuluaga, lo asesinaron porque era incomódo a muchos intereses.
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Su afición por la política, la literatura, la música en especial los tangos y por los discurso que escuchaba de los discos que poseía del Caudillo Jorge Eliecer Gaitán. Con perseverancia José Zuluaga Gómez construyó en Ataco, un liderazgo social y político, un líder consciente de lo valioso de su lucha en contra de las multinacionales mineras para la explotación de oro, por parte en esa época de la empresa Mineros Eldorado filial de una multinacional que buscaba explotar la mina de oro en la Región de Ataco-Chaparral, sur del Tolima. Pepe Zuluaga tenía claro su defensa por la preservación de los recursos naturales como un eslabón primario del bienestar de la humanidad en armonía con sus entornos.
Defensor acérrimo de los mineros artesanales, apoyando la minería de subsistencia, artesanal o barequeo para que ellos consiguieran el sustento diario de sus familias, esa minería no degrada el medio ambiente ni destruye el ecosistema. Su crimen aún no ha sido esclarecido, inicialmente se le atribuyó a grupos de autodefensa o paramilitares que operaban en la zona.
Lo que dice su hermano Víctor Zuluaga Gómez, profesor Universitario, Historiador y Magister en Ciencias Políticas “El recuerdo de mi hermano Pepe, como usualmente le decíamos, siempre se asocia con actos de generosidad, de solidaridad y muy especialmente con el débil. A pesar de haber tenido cierta distancia con mi padre, debido al carácter fuerte de éste, podría decir que en muchos aspectos coincidían. De ambos recuerdo que eran condescendientes y comprensivos con el débil, pero duros con el que ostentaba el poder.
Pepe fue funcionario público en los municipios de Fresno, Villarrica, Rovira y Ataco. Personero, Alcalde y Concejal, estos fueron los cargos desempeñados. Ya en su etapa final echó raíces en Ataco en donde conformó un hogar en el seno del cual crecieron María Eugenia, José, Carmen Rosa y “Pepe”. Con ellos completó un ramillete de hijos que nacieron antes de llegar a Ataco, como Araminta, Martha y Gilberto.
Su último proyecto de vida estuvo al lado de los sectores de minería artesanal en Ataco, defendiendo sus derechos en la medida que había interés de una compañía minera en realizar en el río Saldaña una explotación minera industrial. Ello implicaba una severa contaminación del río pero además el marginamiento de decenas de mineros artesanales. Esa lucha le costó la vida pues fue vilmente asesinado por grupos que defendían la minería industrial. Habiendo sido militante de un partido de oposición, era suficiente razón para que le dieran muerte de manera alevosa.
Pero su recuerdo perdura y su entrega, su solidaridad con las causas del más débil siguen siendo luces que iluminan nuestra existencia.
En el año de 1985, cuando publiqué mi primer libro sobre la comunidad indígena del Chamí, pueblo expropiado de sus tierras, le dediqué a Pepe dicho libro con la siguiente leyenda: “Para mi hermano José Zuluaga Gómez, quien le apostó como proyecto de vida la actividad más peligrosa que existe en nuestro país: la defensa del más débil”. Nadie muere realmente mientras haya quien lo ame y lo recuerde".
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