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Opinión

Lúzcase que hay visita

Lúzcase que hay visita

Por Óscar Viña Pardo


La cereza en el postre fue este miércoles Santo, colapsó la vía que de Bogotá conduce a Ibagué y todo gracias a los trabajos de mantenimiento y tercera calzada en el tramo que va de Girardot hacia la capital de la República. 

El trancón fue de no te lo puedo creer, hasta en El Espinal llegaba ese cúmulo de carros y todo gracias a lo no previsión por parte del ministerio de Transporte de una acción que al tener sentido común se soluciona o empezando antes la obra, o haciendo lo que al final lograron en el Túnel Sumapaz, dar vía por un solo carril. Pero se perdieron más de 18 horas.

Algunos me dirán, malo por que se hace, malo por que no se hace. El problema no está en el hacer que es lo indicado, sino en los tiempos del hacer, y ahí es donde los mandatarios locales, por ejemplo, son felices realizando arreglo de las vías en tiempos donde las ciudades lo que necesitan es mostrar la cara amable de la ciudad al turista. Las obras nos las soportamos desde la cotidianidad, las obras no son para diciembre o Semana Santa. 

Ahora, no crean que estoy atacando al alcalde de Ibagué con sus múltiples frentes de acción en materia de recuperación de la malla vial, eso ocurre en todo el país, les gusta lucirse cuando hay visitas y demostrar que son gestores, que hacen cosas por tener las ciudades con un mantenimiento vial impecable cuando la realidad es otra.

La visita debe llevarse una buena impresión, sensaciones de querer volver por estos lados, pero esos arreglos de vía cuando el flujo vehícular es tan alto hace que los turistas al momento de decidir un nuevo viaje, decidan nuevos destinos porque a donde fueron todo es caos. 

Alcaldes y gobernadores, la tienen clara, o se lucen cuando hay visita o no hay quién les recuerde a lo más sagrado que tenemos en tiempos donde los arreglos viales ya se deberían haber dado.

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