Opinión
Los 25 años de “Trainspotting” y el drama la juventud contemporánea
Por: Juan Sebastián Amézquita Calderón
Esta semana se conmemoraran los 25 años de una de mis películas preferidas: “Trainspotting”,un largometraje del director Británico Danny Boyle, estrenado en 1996 y basado en la novela homónima del escritor Irvine Welsh. Aunque fuertemente cuestionada por los críticos de cine de entonces por considerarse una apología al consumo de drogas, esta cinta se constituyó como un gran manifiesto del engaño de la vida moderna.
Con una estética que plasma la realidad que vivían unos jóvenes heroinómanos de Edimburgo – Escocia y la ambientación de una banda sonora compuesta por temas de Iggy Pop, New Order, David Bowie, Lou Reed, Blur, Joy División, entre otros, se logró que el film consiguiera consolidarse como la Naranja Mecánica de los años 90.
Este grupo de amigos liderados por el personaje de Mark Renton basaban su diario vivir en la desfachatez, los excesos y la omisión de algún tipo de aspiración en sus vidas. Uno de los diálogos más estridentes de esta película se puede escuchar cuando el protagonista empieza a desarrollar un monologo compuesto por algunas de estas frases: “Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor gigante. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un apartamento bonito. Elige a tus amigos. Elige pagar a plazos una tarjeta de crédito. Elige sentarte en el sofá a ver realitys show que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de comida basura. Elige tu futuro”. Y casi que al final hace una invitación abierta a preguntarnos quien putas somos los jóvenes un domingo por la mañana.
Entre el drama de lo absurdo y la comedia, “Traispotting” nos mostró la incidencia que hay en la ausencia de oportunidades, la recesión y la marginalidad en la psicología y el comportamiento de la juventud. Porque la historia nos ha demostrado que las principales víctimas de los revolcones y las tragedias sociales somos los jóvenes. Esta película no se quedó únicamente en un llamado hacia el problema de las drogas, sino es la cruda expresión de todo lo que está mal en un sistema que con el pasar de los años se vuelve más excluyente y concentra de manera negligente las posibilidades de ser felices en reducidos sectores.
Aunque no con todos los problemas resueltos, en Europa y otros lugares del mundo han conseguido abrir espacios que les han permitido a los jóvenes adoptar un rol en el funcionamiento integral de la sociedad, bien sea desde el arte, la cultura, la academia, la ciencia, la política u otros campos. Sin embargo, parece ser que lo que observamos en esta película que dibujaba la realidad de un gran porcentaje de los jóvenes europeos de hace tres o cuatro décadas es una problemática que nos vimos obligados a heredar y que hoy en día sufrimos los vejámenes de la misma.
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Vivimos en un país en quiebra, desigual y segregado donde la tasa de desempleo juvenil está cerca del 30%, donde la violencia entre los jóvenes y hacia los jóvenes incrementa día a día, donde las condiciones para acceder a la educación superior están cada vez más resquebrajadas.
En Colombia al joven se le tacha de inexperto pero no se le brindan oportunidades para adquirir experticia, no hay un panorama más desalentador para otro sector de la sociedad que el de los jóvenes. ¿Cómo elegir la vida en un país que en lugar de ofrecer garantías para una vida digna asesinó extrajudicialmente a 6402 personas que en su gran mayoría eran jóvenes entre los 16 y los 28 años?
Existe una necesidad inmediata de volcar la mirada social y política hacia la juventud, rediseñar un sistema que el día de hoy debería sentir absoluta vergüenza por haber dado a luz a una generación desconsolada, ansiosa, deprimida y preocupada que camina las calles y habita los hogares de este país preguntándose sobre el futuro y el propósito de la vida. Hay que tener en cuenta que de esos sentimientos de desesperanza descienden los fenómenos de la violencia, la inseguridad, la drogadicción y en fin, todo eso que constituye el triste proceso de descomposición que atraviesa la sociedad colombiana y que hoy en día tiene a esta república en la cúspide de los países más desiguales del planeta.
La juventud existe más allá de los cambios ideológicos y de la política, la juventud debe ser tratada con humanidad, los jóvenes que estamos y los que vienen en camino no solo representamos un ahora, la juventud es la expresión viva de lo que seremos mañana.
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