Opinión
Lo difícil de escribir un libro
Por: Edgardo Ramírez Polanía
No basta narrar hechos con metáforas y citas de autores, sino que lo escrito tenga la fuerza del conocimiento que determine la calidad estética y el valor de la obra, que es el arte literario. Ello implica, una vocación, una sensibilidad, un estilo y una cultura para el perfeccionamiento de la expresión, que no se halla condicionada sino al arte mismo. En el arte se es, o no se es, y la literatura así lo exige.
Escribir no es exponer una serie de hechos, sino que éstos estén sometidos a estrictas exigencias conforme al genero literario que se llegue a emplear, en poesía, ensayo, novela, biografía, crónicas periodísticas, prosa y cuento, porque el arte literario es soberano en sus exigencias y no puede ser, sino lo que su esencia y su categoría determinan.
La sola lectura no garantiza que la persona sea un escritor, sino saber redacción y técnicas literarias, aunque existen quienes las conocen y son inmejorables lectores, sin llegar a ser creadores literarios, que se consiguen con la capacidad y necesidad de expresar sentimientos, sufrimientos y alegrías, con la imaginación. Alguien dijo, “Si no hay nada por lo que sufra, nada que lo incomode, nada que criticar, tampoco habrá nada que escribir”.
El escritor crea una imagen, la sintetiza y la comunica al lector mediante el lenguaje del alma y de los sentimientos para causar emoción y suspenso para que la imaginación le brinde al lector interés en los elementos que la realidad no satisface en lo que siente y piensa el ser humano, que nunca le es suficiente satisfacer sus interrogantes y que se pueden plantear en el libro.
El escritor debe tener inspiración, vivir interiormente sus personajes, sentir por ellos, sufrir sus tristezas y sus miserias, ser agudo observador, conocedor de la conducta humana, fundamentar la imaginación y meterse en los personajes, en especial del protagonista que es el centro de la historia y del conflicto, de lo contrario no convencerá al lector. Flaubert dijo en el proceso judicial que se le abrió: “Madame Bovary soy yo”, y no mintió.
En la redacción aparecen sentimientos y emociones como el amor, el odio, la paz, el dolor, la guerra, la alegría, que es la parte principal del conflicto literario, que le da vida al relato, lo acerca a la realidad, le da fuerza e importancia a la narración y capta la atención del lector, porque una historia donde todo es la misma idea, no tendrá progresión dramática y se convertirá en un cúmulo de sentimientos plasmados sin mayor importancia.
Saber novelar es tener la capacidad de poner al lector en la dificultad de manejar sus emociones, manipular sus patrones éticos y morales y hacerlo dudar ante la disyuntiva de decidirse por una de las fuerzas enfrentadas sin que éste lo note. Muchas personas desean dejar un testimonio de sus conocimientos y experiencias, pero desisten de ese bello acto de dejarlo escrito, por la falta de los elementos técnicos requeridos y la constancia de escribir, borrar, corregir y hacer la descripción con la claridad necesaria que exige la redacción para que se pueda leer en cualquier tiempo.
Se podría decir que entre los géneros literarios la poesía es la más difícil de escribir, aunque actualmente los lectores se encuentran con crónicas noveladas, prosa poética y textos a medio camino entre la novela y el ensayo, porque la literatura seguirá siendo una necesidad del ser humano, gracias a cierto carácter de permanencia porque un texto narrativo lo será siempre, aunque su lenguaje sea poético o un poema seguirá siendo un poema aunque se escriba en forma narrativa.
Los escritores del cuento, que es breve y de temática monolítica con ritmo de intensidad alto y al final imprevisto porque le propina al lector un golpe al final, llevan en su interior escribir novela y se les hace más fácil, si ha leído suficiente ese genero literario, porque es más reflexivo y permite el razonamiento del lector en sus varias tramas, la cantidad de personajes, la historia y el argumento que al final ofrece un mensaje y por lo mismo es difícil de escribir.
Quienes han conseguido la excelencia en escribir literatura, es porque han leído lo suficiente para hacer un libro con profesionalismo y responsabilidad, con cuidado en los detalles de la descripción, contenido, temática y conflicto, que un buen lector nota fácilmente y por eso, el escritor siempre teme a ese veredicto del público que impulsa la obra o la hace sucumbir por la falta de calidad literaria para que rompa los siglos con la magia silenciosa de su contenido.
Siempre el hombre ha querido dejar escrito algo con sus señas y sus signos. Irene Vallejo en su libro dice que: “Sin los libros, las mejores cosas de nuestro mundo se habrían esfumado en el olvido”, y que la palabra libro proviene de un poema de 1000 a. C, encontrado en la tumba de Ahiram, rey de Biblos, donde está escrita la palabra Biblion, ciudad famosa por la exportación de papiros y de donde procede la palabra griega con la que se designa el libro, con la escritura fenicia que se perfeccionó a través de los siglos hasta la invención del alfabeto que apareció en piedra en el siglo VIII a. C.
Esa ha sido una de las razones por las cuales en nuestro departamento del Tolima, Pijao Editores con la dirección de escritor Carlos Orlando Pardo, haya publicado 800 títulos de distintos autores en 50 años incluyendo obras propias y le ha correspondido desempeñar esa actividad cultural, porque el editor es de gran utilidad en la publicación de un libro, debido a que lee su contenido y lo analiza para verificar la calidad, que es una labor intelectual especializada para la valoración de la obra literaria antes de someterla a la edición y publicación.
Debemos procurar la creación de centros de aprendizaje literario, en las Casas de la Cultura, universidades y colegios de los municipios, para que la juventud aprenda a escribir como una de las mejores expresiones del espíritu, que ayuda al progreso cultural y perfeccionamiento de las costumbres de los individuos.
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