Opinión

Las presas del Only fans

Las presas del Only fans

Por: Germán Gómez Carvajal, Comunicador social y periodista.


Una decisión autónoma de mujeres y hombres que consientes de ponerse en el ojo del huracán, incursionan en ser parte del mercado de quienes venden la intimidad de sus carnes a cambio de lucro, y aunque nuestro moralismo nos empiece a poner erecto el dedo índice para juzgar, ahí también hay valentía.

El cliché de determinar lo que otros o otras ganan con desnudos sugestivos como "dinero fácil" está mandado a recoger, porque quien trabaja con lo sexual o sensual, trabaja fuerte.

Tenga usted señorita, un rabo que otros estén dispuestos a pagar por verlo, vaya al gimnasio dos veces al día, pese su comida con gramera para mantenerse esbelta a ver cómo le andan los días.

Sí le provoca un camino más fácil, ahorre o brinde compañía a hombres o mujeres que no le apetecen para operarse de pe a pa. Aguante pos-operatorios, sométase a ser comparada con otras mujeres, al zoom inquisidor, a llevar sobre sus lomos el autoestima que se mueve como flan aunque el resto del cuerpo este rígido.

Juegue a alinearse en el ejercito de las mujeres muebles que quitan y ponen, alístese para ser florecita de apreciar en la intimidad de la lujuria pero también de deshojar en las charlar colectivas.

Sigan pensando que el dinero fácil es fácil, que ser una mujer sexi es ventajoso. Ventajoso ser hombre y ocultarse detrás de un teléfono móvil y acceder a las imágenes de mujeres a las que siempre temiste, chicas a las que nunca abordaste. El éxito de aplicaciones como Only Fans es que desnuda a mujeres próximas y conocidas de sus suscriptores, entonces el morbo del porno, de lo prohibido se eclipsa con la realidad.

Así que la desnudez de la universitaria inalcanzable, la vecina voluptuosa, la picardía de la señora de al lado, se vuelve de fácil acceso, el sueño cumplido de las masculinidades flojas, incapaces de levantarse "Un buen culo", esos que admiran de lejos y se sienten machos, aun cuando, creyéndose cazadores, son la presa fácil de una nueva legión de mujeres bellas y pilosas, que ponen a babear y a costear a sus seguidores hasta sus propios pajazos sin que le toquen a ellas un pelo.

No es dinero fácil, es un dinero reivindicador al asedio gratuito que les ha tocado históricamente. Las mujeres tienen distintas formas de lucha y ésta de trastocar la arrechera masculina a su conveniencia es un golazo.

*Esp. en Intervención Psicosocial

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