Opinión
Las estructuras
Por: Raúl Monroy Molina
Como paliativo a los padecimientos históricos, agravados por este desgobierno, nos llegó la espantosa pandemia, que no tiene distingos de ninguna clase para atacar a sus víctimas, que nos obligó a cambiar de hábitos, a reinventarnos, sobre todo dejó al descubierto las acciones perversas y los actores responsables de todos los males que aquejan a los colombianos.
Procedimientos caliginosos, la olímpica corrupción merecedora del oro en el podio mundial, que hemos naturalizado y legalizado por toda la vida; un sistema de salud que dejó ver sus graves falencias en esta crisis sanitaria, sumadas a los desaciertos de un gobierno que no ha dado pie con bola, una infraestructura para la educación en el sector rural, que evidenció la mínima importancia y el abandono estatal en que han mantenido toda la vida este sector primordial. Pareciera que el virus aterrizó en este país, para despertarnos de ese profundo letargo e indiferencia mezquina, a costa de la muerte de miles de colombianos, precio demasiado alto que hemos pagado, para ignorar el mensaje de cambio urgente que requiere esta nación.
Para reforzar los motivos de la inaplazable transformación como si no fueran suficientes, es necesario recordar que recientemente se produjo en el país un estallido social, resultado de la presentación al Congreso de la República, de una ReformaTributaria en la cual se gravaba la canasta familiar, que fue la gota que rebozó la copa y provocó la reacción inmediata del pueblo que salió a las calles a protestar, manifestación de indignación que acobardó de momento a la mayoría de la coalición de gobierno, compuesta por parlamentarios de todos los partidos tradicionales y cristianos, enmermelados que le han dado la espalda al pueblo que los eligió y tímidamente algunos se pronunciaron en contra, pero al final fue el pueblo quien provocó que el Presidente la retirara.
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Los gravámenes tributarios lesivos para los menos favorecidos que quería clavarnos este gobierno, fueron solo el detonante de un descontento evidente en algunos países de Latinoamérica, y Colombia no es la excepción, por la implementación fiel y obligatoria de la derecha del modelo económico Neoliberal y sus principios deformados, que lo han convertido en un verdadero desastre económico y social, ahondando cada día más, la enorme brecha de desigualdad entre ricos y pobres, pues la política fiscal de este modelo, solo favorece a los bancos y la élite empresarial. Como resultado, el agobiado sector arrocero al borde de la quiebra, víctima de los Tratados de Libre Comercio, negociados con desigualdades extremas, vivirá alimentado de falsas promesas de los gobiernos de turno que mantengan este patrón económico cada día más deformado, limitante de la intervención del Estado, pues es política del mismo favorecer al empresariado, en esta caso la Industria Molinera.
Por los anterior, si queremos que el costo pagado con la muerte del gran número de compatriotas, que nos ha arrebatado esta Pandemia en reciprocidad por haber llegado a despertarnos de cruel manera y visibilizar lo que no hemos querido ver, no sea en vano, debemos prepararnos para lo que será la contienda electoral que se avecina, por las curules del Congreso, a las que buscarán afanosamente su reelección, esos que han desconocido al pueblo que los eligió, a cambio de la dulce mermelada. Cuando digo prepararnos me refiero a recuperar la conciencia, si la hemos vendido o perdido por accidente, porque los corruptos politiqueros repetirán como todas las veces, la misma estrategia que les ha funcionado, para obtener sus votos en cada Entidad Territorial.
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Se trata de una articulación putrefacta, que ellos mismos denominan “estructuras” donde el primer eslabón de la cadena, que es el aspirante a la curul, a quien poco vemos y en el peor de los casos no conocemos, conquista con un buen “incentivo” a los siguientes de la cadena, que preferencialmente son exmandatarios locales y otros, esos mismos que perifonean y difunden por todos los medios, que tienen el caudal electoral que los eligió alguna vez, inalterable y los ofrecen como semovientes marcados en feria de pueblo. A su vez estos inescrupulosos mercaderes de votantes, buscan a los siguientes miembros de este engranaje, que son los líderes, presidentes de Juntas de Acción Comunal, Presidentes de Asociaciones y otros, que son engañados con migajas del incentivo, a cambio de convencer y llevar a votar al ciudadano del común, comprándole su conciencia con un tamal, una porción de carne que parece sacada del Plan de Alimentación Escolar, o unos escasos pesos para que se embriague, en los metederos que violan la ley seca.
En conclusión, si los integrantes del último eslabón que son quienes ejercen el liderazgo en los Municipios, toman conciencia que su participación en esta articulación corrupta, es determinante, para seguir por siempre en lo mismo, o para cambiar este país y procurarles un mejor mañana a las nuevas generaciones, dirán no más! a los avivatos que los utilizan, que son los únicos beneficiados de las repartijas burocráticas y demás prebendas, todo este andamiaje infame caería, dándo así la libertad de escogencia del candidato de su preferencia, al ciudadano del común, sin constreñimiento ni soborno alguno.
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