Opinión

Las enseñanzas que nos deja el Tour

Las enseñanzas que nos deja el Tour

Se terminaron 21 días de fiesta deportiva en el país y los nuestros dejando todo en las carreteras de Francia nos permitieron vivir las dos caras de la moneda en una competencia donde el favorito terminó llevándose el trofeo mayor. En las tiendas de la ciudad en la mañana solo se hablaba de ciclismo, de Nairo, Urán, Atapuma, Henao, Betancur, Pantano y Chaves.

 

La caja mágica de la televisión nos volvió a unir a través del discurso de la victoria, ese que manejamos de manera diaria en el país con un Nairo que ya veíamos en  el podio y como protagonista principal. Sin embargo, en éste deporte el tener más kilómetros de recorrido no es sinónimo de triunfo y nos toco con el pedalista boyacense vivir las duras y las maduras, y desmontar ese discurso triunfalista que tanto daño nos hace cuando los medios de comunicación lo alimentan de manera permanente.

 

Urán salió al rescate, el paisita parecía un ave fénix, renació de las cenizas, nos devolvió el alma al cuerpo, nos hizo soñar. Ya más mesurados con la lección aprendida, sabíamos que estar en el podio era un reconocimiento al deportista. En las tiendas todos de abrazaban así no se conocieran, invitaban la otra ronda de café, agua o gaseosa. Les entraba la paseadora en los últimos kilómetros, regresaban a su lugar, comentaban y otra vez el mismo calvario.

 

Como buenos colombianos, el técnico deportivo que llevamos adentro nos permitía hacer comentarios del CÓMO debía desarrollarse la carrera. Nuevamente culpábamos a otros de los problemas. Los técnicos, los compañeros de equipo, el clima, los medios, y no reconocíamos que el grande de Nairo no pudo llegar al 100%.

 

Se terminó la gesta, y Rigoberto Urán, junto con Nairo, Atapuma, Henao, Betancur, Pantano y Chaves nos hicieron vibrar, recordar de qué estamos hechos, olvidarnos de los problemas cotidianos y mejor aun de los conflictos políticos que nos dividen cada vez que trina alguno de los dos bandos en que estamos divididos.

 

Lo que debemos plantearnos como sociedad es si vale la pena morir en la diferencia y no construir a partir de ella. Porque eso estamos haciendo, polarizando el país cada vez más, y las redes sociales son el escenario propicio. Creo que la afirmación del técnico de Rigo es acertada al postular a Urán como presidente, porque nos une en una sola bandera, la del ser colombianos.

 

Al final, entendimos que Nairo es un ser humano que puede equivocarse, que igual que James, también puede tener bajones o falta de oportunidades como le ocurre a la mayoría de los nuestros, pero que siempre desde que se quiera puede como el ave fénix, buscar alternativas que conduzcan al éxito. 

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