Opinión

La necesidad tiene cara de perro

La necesidad tiene cara de perro

Por: Germán Gómez Carvajal 


Hacer periodismo y vivir de ello en el departamento es difícil y no culpo a mis colegas que viven asando y comiendo. Y encima recibiendo críticas y demandas de una sociedad que pide buen periodismo, pero no invierte ni tres pesos para ello.

Pero que complejo es naturalizar de entrada la instrumentalización del oficio. Ser los muñequitos del poder, marionetas de ventrílocuos mañosos y encima caer en la inocencia de presumirlo.

Difícil, porque todo debate serio sobre la tan ladrada crisis del periodismo debe tener en cuenta el factor económico y la precariedad con la que los medios y los periodistas subsisten.

La necesidad tiene cara de perro y para la muestra de un botón: el periodismo ibaguereño con su talante provinciano posando en cada uno de los rincones del Capitolio Nacional.

Amanecerá y veremos si su periodismo es de corte ciudadano o de relaciones públicas, aunque blanco es, gallina lo pone y frito se come.

El rigor y la seriedad de un tema tan trascedente como el incremento del valor de las facturas de energía en el país exige independencia, enfrentar al poder. Y nuestros periodistas son periodistas, pero también agentes comerciales, por qué en serio así funciona, o venden o comen, o se venden o se van.

Son entonces algunos periodistas de la región fichas maniatadas, 
que posan en honorabilidad apenas sosteniéndose en su subsistencia en la tierra del desempleo y la lagartería.

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