Periodismo de análisis y opinión de Ibagué y el Tolima

Opinión

La contienda política termina cuando se cuenten los votos

La contienda política termina cuando se cuenten los votos

Por Samuel Gómez


Como dicen los entrenadores de futbol, “los partidos terminan cuando terminan”.

Por ahora los próximos, gobernador del Tolima y alcalde Ibagué, no serán los que más gente saquen a las calles, ni los que más propaganda hablada y escrita desplieguen.

Serán los que mejor interpreten el adolorido sentimiento de los tolimenses e ibaguereños, que observan cómo el Tolima compite con el Cesar, e Ibagué con Quibdó y Riohacha, por tener las más altas tasas de desempleo en el contexto nacional, por sus pobres avances tecnológicos y productivos, por la alta migración, por la inseguridad y por el alto grado de corrupción, entre otras.

Los votantes ya saben comparar y evaluar sus candidatos, y así como la clase política los utiliza cada cuatro años con promesas que nunca cumplen o cumplen a medias, ellos asisten a todas las reuniones, porque han ido entendiendo que lo que les ofrecen o entregan, es el producto del pago de sus impuestos, y no regalos personales, como los suelen presentar; saben que las obras son acciones del Estado, no adjudicables a persona alguna  y que el mito de rendir tributo a quien posibilita su ejecución es un tema caduco, pues esta misión es la razón de ser de un gobernante responsable.

Por lo anterior, hoy en día muchos ciudadanos han adquirido la capacidad de tomar sus propias decisiones y elegir a aquellos candidatos que les presenten las mejores alternativas, para el desarrollo de sus regiones y sus comunidades.

El hecho de que, faltando 100 días para las elecciones, a una persona le digan ´’gobernadora’ y a otra la llamen ‘alcaldesa’ y ellas se lo crean, no quiere decir que así será, porque sorpresas trae la vida, o si no, preguntémosle a los que asistieron a la elección de 2015, cuando la mayor parte de las predicciones decían que Toledo y Ferro, eran los favoritos, y, hablando en términos futbolísticos, cuando el partido terminó, Jaramillo los goleó.

Si los gobiernos actuales del Departamento y de Ibagué, son una debacle, y son el producto de colocar en cuerpo ajeno -Orozco y Hurtado-, al mismo clan que nos tiene en esta catástrofe -Oscar Barreto-, no podemos esperar, que con las mismas fórmulas, nuestros días sean mejores; Hurtado, que resultó peor que su mentor y Barreto, quieren seguir gobernando en cuerpo ajeno, y para esta ocasión, escogieron a Adriana Magali Matiz y a Johana Aranda, como sus espejos para atraer a los  incautos ciudadanos; pero, así como en el dicho popular, ‘al perro no lo castran dos veces’, es de esperar una reacción contraria a sus torcidas pretensiones, por parte de los electores.

El cambio para el Tolima no puede ser el slogan rutinario o la dadiva para engatusar, de siempre, sino que, por el contrario, dadas las circunstancias de postración social y económica en que nos encontramos los tolimenses, se requiere del buen criterio de los electores, para que con su voto le demos la oportunidad a quienes de verdad quieran servir a la región, de manera honesta y desinteresada.

 

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