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Opinión

Hurtado y sus folclóricas medidas para atajar el Covid-19 en Ibagué

Hurtado y sus folclóricas medidas para atajar el Covid-19 en Ibagué

Por Humberto Leyton


Nada más desenfocado  ni cantinflesco que las medidas que tomó el alcalde de Ibagué, Andrés Fabián Hurtado, para mitigar la expansión inusitada del virus del Covid-19, a través del decreto 0387 del 2021, cuando los casos están disparados, los hospitales saturados, sin camas UCI, sin oxígeno y el personal médico y paramédico saturado de tanto trabajo.  
 
Salta a la vista lo burlesco de la medida de establecer un toque de queda de dos horas, entre tres y cinco de la mañana de un fin de semana que nadie va a cumplir; lo mismo que la libertad que se da a los comerciantes de establecer o no el pico y cédula para el ingreso a sus establecimientos.
 Algo así como dejar al ratón cuidando el queso. 

Esta falta de autoridad, compromiso y diligencia del mandatario local, contrasta con la del secretario de Salud del Tolima Jorge Bolívar, que con acierto y angustia pide que la ciudad sea sometida a 15 días de aislamiento para parar la epidemia, solicitud respaldada por médicos y personal especializado en el tratamiento de la epidemia que así lo solicitan. 

Pero seamos claros. Desde que llegó la pandemia hace año y medio, la Gobernación del Tolima prácticamente es la única entidad que ha asumido la responsabilidad de la pandemia, de allí que Ricardo Orozco haya tomado la decisión, a buena hora, de rescatar la sede de El Limonar del hospital Federico Lleras, además de fortalecer el sistema de salud del departamento, donde se han invertido cerca de 160 mil millones de pesos, no solo en mejora de estructura de hospitales y centros de salud, equipos técnicos, personal médico y paramédico y medicamentos, entre otros, sin tener en cuenta las vacunas.

Esta actitud gubernamental de inversión social, especialmente en salud como es lo indicado en el tiempo que vivimos de crisis sanitaria, dista mucho de lo que puede mostrar la administración municipal que escasamente llega a una inversión en salud, en lo que respeta al trato de la epidemia, a un poco más de dos mil millones de pesos, la mayoría de estos recursos destinados al pago de servicios publicitarios, seguidos de compra de elementos de bioseguridad como guantes y trajes anti-fluidos, entre otros.

Sin duda alguna, estas diferencias tan abismales entre el departamento y su capital para tratar esta crítica situación sanitaria, lo mismo que los estilos y las formas de enfrentar la emergencia, dejan una sensación de un gobierno serio y responsable, como el de Orozco, y uno irresponsable, distraído y folclórico como el de Hurtado, pese a que ambos tienen la misma orientación política, salvo que el alcalde tenga el proyecto de formar su propio movimiento de bufones y saltimbanquis. 

Son tan lamentables las decisiones del alcalde Hurtado para afrontar la terrible peste, que crecen las voces que comienzan a responsabilizar al mandatario de las muertes que cada día se incrementan en Ibagué a causas del Covid-19, por falta de una política clara, definida, seria y responsable para tratar la pandemia.

Este es uno de los parches, quizá el más grave por tratarse de la vida, que tiene nuestro incompetente alcalde a sus espaldas, sin olvidar el dudoso sistema de contratación que deja mucha oscuridad, los escenarios deportivos, el acueducto complementario, entre muchos más. Por esto y mucho más, la revocatoria de su mandato cada día que pasa, adquiere mayor justificación.

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