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Opinión

Eso no es con nosotros los arroceros

Eso no es con nosotros los arroceros

Por: Raúl Monroy Molina


La base de la economía del Municipio de Saldaña Tolima, es principalmente el arroz y en menor escala la ganadería, pan coger y otros. Desde el Gobierno de Virgilio Barco se gestaron los primeros pasos para la implementación del “Modelo Neoliberal” basado en 8 estrategias que no serían posibles, sin una serie de reformas políticas en el país. Así la Constitución de 1.991 fue el escenario propicio para la inserción del modelo neoliberal, que todos aplaudieron porque creó la tutela, los Derechos fundamentales como el libre desarrollo de la personalidad y otros más. (según texto de la Implementación del modelo neoliberal en Colombia: Racionalización del Estado y precarización de la economía campesina.)

Desde entonces como consecuencia de los Tratados de Libre comercio con Estados Unidos y otros países productores de arroz, Colombia se ha visto inundado de toneladas de este cereal, que afectan gravemente el precio interno del grano y como resultado, los ingresos generados están muy distantes de los costos de producción. 

El majestuoso puente Darío Echandía que salva el Rio Saldaña, es fiel testigo mudo de las heroicas batallas, libradas por los arroceros acompañados siempre por la comunidad, como dolientes directos de los mismos problemas que han aquejado reiteradamente a este sector; lides con contendores distantes, que provocaban la atención y presencia inmediata de sus representantes y medios de comunicación. Por eso ahora, con profunda extrañeza y preocupación, notamos la sensible ausencia de este gremio, primordial en el apoyo de las justas reclamaciones de todos los colombianos, que son las mismas que afectan también a los arroceros.

Nos quedan a los saldañunos consumidores, trabajadores del agro y demás ciudadanos del común, muchos interrogantes sobre los motivos que generaron este supuesto individualismo egoísta que nos duele y que no tiene excusas justificables, cuando necesitamos de toda la cohesión, despojada de mezquinos intereses particulares. Exponer el pobre argumento de no salir a protestar, por temor a ser infiltrados por el vandalismo y como resultado se deslegitima su causa, cuando hemos dado lección de orden y excelente comportamiento ciudadano, con la colaboración decidida de las autoridades civiles militares y eclesiásticas, no lo creerá el pueblo. 

La causa de los arroceros, es la causa de todos; la causa de todos, es también la causa de los arroceros. ¿O acaso sin demanda hay oferta? ¿O no merecemos los consumidores el apoyo de este gremio en reciprocidad al menos, por la inhalación durante décadas del cancerígeno Roundup a base de Glifosato?


La columna escrita por Raúl Monroy Molina no representa la línea editorial del medio El Cronista.co

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