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Opinión

El triunfo del pueblo en Chile, un aliciente para las protestas colombianas

El triunfo del pueblo en Chile, un aliciente para las protestas colombianas

Por: Humberto Leyton


Si hay motivos de alegría y de esperanza para el movimiento de protestas en Colombia, es el triunfo contundente de los movimientos de la izquierda, los independientes e indígenas de Chile, que en nueve meses sepultarán definitivamente la constitución del sanguinario dictador general Augusto Pinochet.

Las movilizaciones de octubre de 2020 de Chile, fueron similares, casi idénticas, a las causas que hoy tienen en las calles a los colombianos a pesar del Covid-19. Muchos prefieren que los mate la pandemia, los paracos o los policías con uniformes o disfrazados de civil, que morir de hambre y necesidades.

Como se sabe, la actual Carta Magna chilena data de 1980 y, aunque fue modificada varias veces, es criticada por ser herencia del régimen militar de Augusto Pinochet y por consolidar un papel poder absoluto del sector privado en la provisión de servicios básicos.

Según un informe de la BBC sobre las elecciones de este fin de semana en Chile para integrar la llamada Convención Constituyente, la constitución dejada por el régimen dictatorial de Pinochet “Promueve la empresa privada en todos los sectores de la economía, incluidos la educación, la salud y las pensiones, en un país que si bien tiene la per cápita más alta de América Latina, también es clasificado como uno de los más desiguales entre las economías avanzadas.

Esta desigualdad fue uno de los principales impulsores de las protestas, en las que el cambio a la Constitución emergió como la única salida para reformar este sistema que, para muchos, había terminado por convertir a Chile en una "empresa privada". Algo igual o similar a lo que está pasando en Colombia.

Esta política neoliberal, de concentración de riqueza en manos de los monopolios, las transnacionales y las empresas más poderosas,  promocionada por los Chicago Boys desde la década de los 70 del siglo pasado, y asumida con todo rigor por los regímenes totalitarios de América Latina, dio al traste por lo despiadada contra las pequeñas empresas, la clase media, empleados, trabajadores, quienes, en la práctica, asumen todos los costos tributarios para sostener a un Estado corrupto y derrochador como el nuestro.

Esto fue lo que hizo crisis en Chile, lo mismo está pasando en Colombia, y en otros países vecinos, cuyos pueblos buscan salidas democráticas a través de las protestas, los paros, las manifestaciones, los plantones y todas armas legales que les ofrecen las leyes.   

El triunfo del pueblo chileno se debe interpretar como un castigo a la política tradicional de los partidos enquistados en el poder desde hace centenares de años, y que cambian de colores, pelajes y posturas para seguir en lo mismo, así como en Colombia, donde surgen unos tibios, disfrazados como coalición de la Esperanza, que no se comprometen en nada con la lucha de las masas en las calles, pero que salen a reclamar de manera oportunista sus triunfos como la caída de la reforma tributaria.

Las movilizaciones en Colombia, y lo que el movimiento estudiantil, los jóvenes en especial, como el comité de paro conquisten, es una derrota también para los partidos tradicionales y movimientos que apoyan al régimen uribista de Duque, que ha demostrado no estar sintonizado con los anhelos ni las esperanzas de las nuevas ciudadanías.

El régimen autoritario y absolutista colombiano, está siendo rebasado por las movilizaciones masivas y no ha sabido interpretar las nuevas expresiones y liderazgos que están surgiendo al fragor de la lucha, y menos ha tenido la humidad para escuchar y prestar atención al mensaje de los ciudadanos. 

Al menos, en las últimas horas, Sergio Fajardo, tuvo el valor de reconocer que Petro es quien mejor ha interpretado la coyuntura que se vive, y al menos, es un mensaje para entender que es con ideas, propuestas y compromisos, que se debe buscar las alternativas para salir de este profundo abismo al que nos ha llevado el uribismo.

Por eso, es tan interesante valorar el triunfo del pueblo de chileno, por las similitudes que tiene con la lucha del pueblo colombiano, y tomarlo como nuestro, porque es un aliciente que nos ánima a continuar la pelea por un país con futuro donde podamos vivir todos en paz y con esperanza en un mejor mañana para todos, no solo para los potentados.


La columna escrita por Humberto Leyton no representa la línea editorial del medio El Cronista.co

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