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Opinión

El trasfondo político del escándalo contra Alexander Castro

El trasfondo político del escándalo contra Alexander Castro

Por: Humberto Leyton 


Transcurrido el tiempo prudencial del escándalo mediático, especialmente en redes sociales, donde aparece como protagonista Alexander Castro, y decantadas las aguas, nos permite analizar reposadamente los hechos del sonado caso del presunto maltrato a una mesera de un restaurante de Ibagué. 

Vamos por partes. La redacción de la nota que supuestamente escribe Katherine Amaya Sánchez, mesera que se considera afectada por el supuesto maltrato, tiene una narrativa directa contra Castro, que sin citar su nombre, en reiteradas ocasiones lo señala de “grosero” y de utilizar el cargo oficial y su posición como hombre público para amenazarla. Lo raro de este mensaje, es que nunca utiliza el nombre del sindicado, como si no lo conociera, pero si acude a dos fotos que no fueron tomadas en el lugar de los hechos, sino en sitios distintos, donde lo muestra en primer plano para que sea plenamente identificado. Algo así como no lo conozco pero este es. 

Esto nos hace dudar que Amaya Sánchez, haya sido la verdadera autora del escrito como de fijar las fotos. Su contenido y relato tiene la intención de hacer daño solo a una persona de las varias que atendía y se encontraban en la misma mesa.  

De otra parte, al publicarse la ‘denuncia’, de inmediato tomó fuerza, y fueron las bodegas de la Alcaldía de Ibagué y del exalcalde Andrés Hurtado.

 Según los entendidos en estos temas consultados para escribir esta columna, un 75 por ciento, aproximadamente, de comentarios contra Castro, provienen de cuentas falsas y troles.

Los enemigos internos y externos 

Pero independientemente de lo que realmente haya sucedido en el restaurante de la vía Mirolindo, es necesario manifestar que Alexander Castro se ha destacado en los cargos públicos que ha desempeñado, ya como gerente de Indeportes, gerente de la Lotería del Tolima y ahora como director de Cultura y Turismo, donde pese al corto tiempo en los  puestos citados, ha demostrado sus capacidades de administrador y ejecutor de proyectos.

 Si le agregamos a esto la amistad y la confianza que goza del senador y Jefe conservador Óscar Barreto, del exgobernador Ricardo Orozco y de la actual gobernadora Adriana Magali Matiz, es entendible que en el mundillo político existan las envidias, los odios y los rencores contra aquellas personas que sobresalen, por parte de aquellas que se sienten excluidas de ese primer círculo del poder. 

Son los enemigos internos que nunca faltan en los partidos y movimientos políticos: unos contra otros, donde las víctimas, por lo general, son los que se destacan. Los necesarios en cualquier escenario político. 

Ahora bien, otra categoría que no falta en la actividad política son los contradictores naturales que militan en toldas o divisas diferentes, que van desde los adversarios leales hasta los maquiavélicos y sañosos. Y es precisamente en este estadio, donde la lealtad poco se conoce, donde aparece la trampa, el engaño, la trapisonda y los ataques aleves, entre otros, métodos innobles de hacer política. De estas prácticas no se escapan los necesarios, y creemos que Castro es uno de ellos dentro del partido conservador. 

La calidad del servicio

El tema de la mesera nos retrotrae a una vieja discusión que se mantiene sobre la calidad del servicio que se debe prestar no solo en lugares comerciales, también en el resto de actividades del sector privado y público que tenga que ver con la atención de público. 

En este caso el servicio al cliente se pone de manifiesto, y sin saber si los hechos fueron tal y como los cuenta la señora Amaya Sánchez,  ni dar la razón a ninguna de las partes comprometidas, tenemos que el problema se origina en la mala prestación de un servicio, bien por la falta de personal en ese momento en el restaurante o por la impericia o falta de agilidad de la empleada que atendía la mesa. 

El mensaje que publica la supuesta afectada en su cuenta de Facebook deja la sensación y la percepción de que hubo fallas en la prestación del servicio para satisfacer las necesidades de unos comensales o consumidores. Eso queda claro, y cualquier cliente insatisfecho reclama. 

La solución salomónica

Este caso que en otras condiciones no hubiera pasado de ser un simple reclamo por una mala atención al cliente; por tratarse de hombre público como Castro, el hecho fue hasta una rueda de prensa con la participación de la gobernadora del Tolima Adriana Magali Matiz, quien al responder una pregunta insidiosa de uno de los asistentes, le dio una respuesta salomónica al caso. 

La mandataria en primer lugar rechazó todo acto de discriminación contra la mujer, y le buscó trabajo a la señora Amaya Sánchez. Por otro lado, manifestó que todos sus funcionarios deben ser respetuosos de los derechos humanos, y añadió que solo habrá sanciones cuando se comprueben los casos.   

En nuestro criterio, este caso tiene un trasfondo político que buscaría el desprestigio del secretario de Cultura y Turismo, Alexander Castro.

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