Por estos días leía con desconcierto la noticia acerca  del cierre de una reconocida  librería al norte de Bogotá. Este suceso me llevó sin duda a pensar sobre  el oficio de los libreros y el futuro de libro, y por supuesto la vida de las librerías que hasta el momento me ha parecido uno de los mejores sitios donde se pasa el tiempo entre títulos, pequeñas lecturas, ojeadas fugaces y alguna que otra adquisición.

Al hacer este tipo de reflexiones no deja de ser algo preocupante el saber que Colombia es  un país con alto costo en sus libros o mejor dicho donde los libros son caros hasta de segunda mano, a todo eso debe sumarse el bajo índice de lectura que tenemos de libros al año.  No es de extrañar  entonces que fenómenos como este del cierre de una librería  ocurran.

Pero si se trata de establecer el foco de la problemática  y la posible solución tendríamos que tener en cuenta muchos factores y no todos nos arrojarían verdades absolutas, por lo que me atrevería a afirmar que es un fenómeno concatenado. Tratare de hacer una radiografía de lo que puede suceder para que se den estos cierres.

Empecemos por nombrar a aquellas librerías independientes, que para captar un público específico tienen que ubicarse o mudarse a barrios apropiados.  Sí no se es propietario de la casa donde funciona el negocio de la librería los altos cotos del arriendo harán que las ganancias sean pocas, más aún si el negocio tiene baja rentabilidad.

Tendencia de moda,  las ferias de saldos, esta modalidad de alquilar una carpa o bodega por un fin de semana,  llenarla con libros y ponerlos a la venta con la mejor y más sencilla de la publicidades “todo a cinco mil”. Este es otro asesino silencioso de las librerías  y la reflexión es muy sencilla no tienen que pagar arriendo o impuestos y no sostienen empleos formales.

Estos empresarios del libro barato que los llamaré “salderos” se convierten en mercaderes de cantidad por lo bajo de su precio, con lo que el librero tradicional ese gran conocer de libros se ve altamente afectado con este fenómeno.

Las Tecnologías de la  Información y la Comunicación afectan de cierto modo el mercado de libros y  se puede considerar a nivel mundial, centenares de libros se encuentran en la red en distintos formatos como: Work, googledocs, pdf, audiolibros, libros en línea, entre otros,  con posibilidad de descargar imprimir o simplemente leer en pantalla.

Plataformas de autoedición, en Colombia operan algunas desde hace algunos años, donde se puede encargar desde una copia impresa, donde el autor de libro sube en el sistema su libro libros diseñados y diagramados y el sistema se encarga de calcular costos de impresión, con lo que el autor puede diseñar una estrategia de negocio y decidir cuánto puede ganar por unidad. Esto le sirve ya que solo imprime por demanda y lo puede vender también de manera  electrónica.

Empresas como Amazon con ofertas para dispositivos electrónicos especiales como Kindle y con un gran monopolio de libros y ventas a través de la red, con lo cual es más difícil competir en términos de costos.

Este panorama que se vive en la capital nos hace pensar que  desaparecen las  librerías a pesar de que en estas grandes urbes los índices de lectura son más altos, entonces  imaginemos lo que puede estar sucediendo en nuestras regiones, con lo que podría asegurarse que en un futuro estas tienden a  desaparecer quedando solo las de la capital y  algunas librerías de almacenes de  cadena que colonizan ciudades intermedias. 

Por: Humberto Monroy V.

Bibliotecólogo.