Opinión
El Entusiasmo
Por Juan Bautista Pasten G.
Por lo pronto, respecto a la etimología del concepto, diremos que es un sustantivo compuesto que proviene del antiguo griego, “enthoussiasmós”, formado por la preposición “en” y la palabra “ theós” ( dios), es decir, puede definirse como un dios que entra en nosotros y nos impulsa a actuar con ánimo y buena disposición ( vivir en armonía con dios). El entusiasmo, así concebido, es característico de los profetas, los sabios, los artistas y los enamorados.
Hoy, nos abocaremos a esta emoción/sentimiento: el entusiasmo, el cual no puede sino emanar de lo más profundo de nuestro ser (tal vez, de la desconocida alma). Esta facultad anímica insta a mantenernos activos, con la certeza de que todos nuestros afanes e intereses serán, finalmente, consolidados.
Efectivamente, la etimología del termino “entusiasmo “(en dios o en unidad con dios), ya posibilita darnos cuenta del amplio y trascendente alcance de esta actitud. Una persona entusiasta es un ser motivado, perseverante, resiliente ante las adversidades, que se siente a gusto y ama lo que hace, que tiene claridad acerca de sus objetivos, por lejanos que asomen o parezcan. Un entusiasta es un sujeto que se sabe capaz de desarrollar y lograr lo que anhela y persigue.
Además, el entusiasmo permite poner en movimiento nuestros ideales, otorga contenido y bríos a nuestros sueños, junto con potenciarnos física, emocional y mentalmente. Una persona entusiasta tiene “ganas” de vivir, valora su existencia, tiene un sentido positivo de la vida y, por lo mismo, ejerce adecuada influencia en todos quienes le circundan.
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Ahora bien, ser una persona entusiasta, no significa estar ajeno a las dificultades y problemáticas propias del quehacer humano: enfermedades, accidentes, desequilibrios emocionales, perdidas de personas cercanas, desilusiones amorosas, así como a cometer errores y faltas hacia los demás. El entusiasta es una persona como todas, expuesta a los múltiples avatares del vivir, la diferencia radica en la visión y conducta con que se enfrenta a ellos.
El entusiasta, en efecto, no rehúye tales eventos negativos ni tampoco es abatido por ellos. Una persona entusiasta asume las falencias y problemas del diario vivir, pero no queda a merced de ellos, sino que siente, intrínsecamente, la ocasión y la necesidad de superarlos.
Por cierto, al estar activos, permanentemente activos, con ingente energía positiva, posibilitan que el entusiasta esté siempre alerta y abierto a la posibilidad de generar soluciones, de construir nuevos derroteros e, incluso, de descubrir instancias de “redención “e iluminación interior a todo cuanto pueda, circunstancialmente, afectarle. La creatividad es inherente al entusiasmo. De igual manera, los seres entusiastas pueden transformarse en refugio, gestores y paladines para personas que adolecen de tan sublime cualidad.
Sin duda, el entusiasmo constituye un sentimiento beneficioso para todos los seres humanos, pues entrega positividad a la existencia, da sentido optimista a la siempre complicada tarea de vivir. En un mundo plagado de malestares, injusticias y tristezas, el hombre y la mujer entusiastas representan fuentes de potenciamiento, así como faros que encienden la luz de la esperanza.
Ciertamente, debemos ser objetivos. El entusiasmo no significa, necesariamente, que obtendremos todo cuanto queremos y deseamos en esta vida; no obstante, mientras habitemos este lugar, sí estaremos ciertos de que nuestro paso por este planeta no será en vano.
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¡Es imprescindible vivir con amor, alegría, paz y libertad, cualidades substanciales que caracterizan a la pléyade de seres entusiastas!
“Los primeros frutos del Espíritu, son el amor, el gozo y la paz”. Pablo de Tarso
“No dejes apagar el entusiasmo, virtud tan valiosa como necesaria; trabaja, aspira y tiende siempre hacia la altura”. Rubén Darío, poeta nicaragüense.
“Hay una magia real en el entusiasmo. En él se manifiesta la diferencia entre la mediocridad y la grandeza”. Norman V. Peal, pensador estadounidense.
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