Opinión
Diez meses y no pasa nada con los escenarios deportivos
Han pasado diez meses desde que se evidenció el fracaso de los Juegos Nacionales de Ibagué y no ha pasado nada. Las filminas que tanto ilusionaron a los deportistas tolimenses, según las cuales tendríamos escenarios de gran categoría para la práctica del deporte, solo arrojó como resultado, que lo poco que teníamos, quedara totalmente destruido y los muchachos nuestros obligados a practicar en las calles, con resultados catastróficos, como el presentado recientemente en donde media docena de patinadores fueron arrollados por un vehículo cuando hacían sus prácticas en la variante. Sin que el hecho fuera registrado como debe ser en los grandes medios de comunicación.
Han pasado diez meses y la única noticia que se tiene es que, el mayor involucrado en el bochornoso incidente, el abogado Orlando Arciniegas Lagos, con el cuento de devolver una pírrica suma, trata de enredar a los encargados de aplicar justicia y dilata la realización de audiencias para lograr por vencimiento de términos, el retorno a las calles a disfrutar de sus pingues ganancias.
Todo el escándalo se fue quedando en el olvido, gracias a una crónica deportiva liviana e indolente, a una ciudadanía que carece de sentido de pertenencia y a unos estamentos de control ineficientes que jamás cuestionaron la gestión de Coldeportes, en manos de un señor Andrés Bolero que alcahueteo todo lo sucedido, siendo este organismo el encargado de girar los recursos del Estado, sin siquiera establecer la responsabilidad de los interventores, supervisores de obras y funcionarios del Imdri que pasaron de agache todo lo que sucedida.
¿Quién va a responder por la destrucción de todos los escenarios que existían y el daño causado a la ciudad? Cuándo se levantará realmente la voz de protesta de los que dicen amar tanto esta capital, pues no es con reunioncitas de carácter privado para pedir que les terminen las obras, cómo se obtendrá una respuesta. Bueno sería que se procediera a una demanda por detrimento patrimonial en razón la destrucción del velódromo, las canchas de fútbol, piscinas, canchas de tejo, de tenis, y todo lo que existía, amén del daño causado a una población que tenía el parque deportivo como su único sitio de diversión. De lo contrario sería aceptar con resignación el mote de tolimensos y eso si es realmente lo que somos después de todo lo que se ha registrado en nuestro terruño.
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