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Opinión

¿Cuál es el aporte de Ibagué al fin del mundo?

¿Cuál es el aporte de Ibagué al fin del mundo?

Por Juan David Gómez González

A propósito de mis reflexiones de semana santa quise hablar sobre la agenda cristiana pues me parece interesante aprovechar la idea de la muerte y resurrección de Jesucristo, una historia muy relevante, pero quizás de manera caprichosa pensé en saltármela y analizarlas denominadas señales que estableció la biblia al respecto del fin del mundo y alejarme un poco de la celebración popular y conocida de estas épocas. 

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Mi reflexión está centrada en mi ciudad y de manera rápida quiero explorar nuestro aporte al fin del mundo, además de algunas reflexiones sobre como deberíamos retrasarlo con prácticas que cuiden el medio ambiente. Resulta que en 1 de Juan 2:17, se hace una mencióna un mensaje aterrador para los inicios de los tiempos, pero de manera sincera ya ampliamente reconocido en el siglo XXI, éste se refiere a: “Pero lo malo de este mundo, y de todo lo que ofrece, está por acabarse.” Parece que desde hace muchos años como humanidad sabemos que este mundo se terminará, las causas sin lugar a duda son el cuestionamiento de este momento, no porque las desconozcamos, sino porque no sabemos cuál será primero, si habrá una exclusiva, si será una suma o si se dará lentamente.

Existe una encíclica papal reciente denominada «Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor» un canto que según la historia repetía Francisco de Asís, en esta agradece a Jesús por la que él llama “nuestra hermana, madre tierra” en este documento se reconoce de manera genuina el sentido de ser cristiano a la luz de una responsabilidad con la tierra de la que venimos  según Génesis 2:7, la idea de una casa común es quizás la mejor arista para de manera ecuménica hacer un llamado a la humanidad. Esta encíclica ha rodado ampliamente en todas iglesias cristianas y ha sido estudiada por variados públicos. 

Las señales del fin del mundo:

El fin del mundo tiene algunas señales según la historia bíblica, las guerras (Mateo 24:7), el hambre (Mateo 24:7), Terremotos (Lucas 21:11) y Enfermedades (Lucas 21:11). La gente también cambiaría su manera de ser, se advierte que la gente será: egoísta, amante del dinero, nada leales, no sentirán amor por su familia, no podrían controlarse, serían violentos, agresivos y la Laudato Si, nos advierte de que el receptor de todo esto es el medio ambiente. Conociendo este primer contexto, quise entender desde un punto de vista más concreto, pero¿cuál es el aporte de mi ciudad al fin del mundo? y conocer ¿cómo podríamos retrasarlo?Siempre en favor de una mejor calidad de vida para los que estamos y los que vienen:

Nuestro aporte al fin del mundo:

Al año 2016 produjimos 12775.71 toneladas al mes, 0.8 kg de residuos al día por persona. En el año 2018 solo estamos aprovechando el 4% de los residuos sólidos que generamos.

El río Combeima arrastra más de 5.696 toneladas de heces humanas, éste junto al río Opía, Chipalo y Alvarado, tienen la vergonzosa cifra del 66.17% de afectación de todas las fuentes hídricas de la región. Nuestro río Combeima recibe vertimientos de aguas negra en 227 puntos de la ciudad, pese a que la ciudad cuenta con una planta de tratamiento de aguas residuales, aún no podemos tratar toda el agua que contaminamos, la presencia de asentamientos intensifica el problema pues residuos domésticos caen directamente en los cauces, dañando el ecosistema y las especies vivas. Según el ICA la calidad de nuestra fuente hídrica es mala y estamos contribuyendo a la contaminación del río con 11.353 Toneladas de carga contaminante vertida por materia orgánica al río, tenemos los 4 ríosmás contaminados del departamento, las concesiones mineras sobre los ríos en cuestión incrementan el problema, pues un 53% del territorio se encuentra con títulos mineros concedidos y solicitados.En términos de movilidad sostenible no hemos avanzado mucho, en la ciudad circulan 108.525 motos a diciembre del 2017 y 79.910 carro y camionetas, además 3.696 son buses y microbuses, sólo un 2% en bicicleta, 6% a pie y eso sí un 47% asegura movilizarse en bus o buseta, la medida del pico y pica funciona y los impactos se ven en reducción de más de la mitad del parque automotor.

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La calidad del aire y el ruido en la ciudad están estudiados y se estima vamos bien, pero se requiere mayor rigurosidad en los estudios y profundidad en las acciones.Son estas las contribuciones de los ibaguereños al fin del mundo en lo que concierne a medio ambiente de manera muy general, pero repliquemos esto en los hábitos del día a día, dejar la llave abierta, no clasificar nuestros residuos, preferir comprar la bolsa, el famoso paseo de olla, la comprar compulsiva, gasto innecesario de energía, comprar productos que afectan el medio ambiente, maltratar nuestros ecosistemas frágiles, ir de visita al nevado dejando más basura, la preferencia animal en el menú, etc. 

Creo que todos estos son hábitos que podemos y debemos cambiar para retrasar las consecuencias que podría tener en la vida humana, no estamos siendo conscientes del daño que ocasionamos a esta y las futuras generaciones, los ecosistemas y nuestras especies. Podemos hacerlo con educación en todos lo niveles, promoviendo conciencia. Todos creemos que Ibagué merece más, demos nosotros los ciudadanos más.

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