Opinión
Contraste electoral de octubre
Por Carlos Alberto Estefan Upegui - Exgobernador del Tolima
La campaña electoral para el próximo mes de octubre denota un evidente contraste entre apoyar y fortalecer un proceso de cambio que necesita el país o permitirle a los electoreros de siempre volver por sus fueros de ineficiencia, deshonra y delincuencia.
Por supuesto, quienes los apoyan será porque también lo son o se sirven de esa condición para beneficio propio. Para el caso, una cosa o la otra es lo mismo.
Hechos concretos demuestran la concentración de privilegios, la corrupción y la impunidad, masacres y delitos de toda índole; además, del deficiente servicio de salud, la falta de oportunidades, el robo permanente a las arcas del Estado, la compra de votos, etc., etc.
Mientras, el cambio se inspira en la buena fe y la voluntad ciudadana de tener servidores públicos honorables y probos, que respeten y hagan respetar la ley. Es hora de aceptar que esta es una transición indispensable para el país.
Así lo hemos entendido integrantes de distintas corrientes políticas, incluso Independientes y sin partido. La situación vivida de 30 años para atrás no se arregla en un abrir y cerrar de ojos, las reformas exigen compromiso y toman tiempo.
Se necesita de un esfuerzo a fondo por defender los derechos civiles y buscar el desarrollo de la sociedad en todos los ámbitos.
De ahí que se requiera esa gran cuota de sensibilidad social al momento de depositar su voto, sumada al importante trabajo de las organizaciones alternativas que luchan por estos ideales. El país despertó y no por defender un discurso marxista, como dicen quienes carecen de argumentos ciertos y valederos, simplemente el motivo es la convicción y sensatez de quienes creemos en la democracia y respetamos la institucionalidad, pero siempre que estén en manos honestas.
Tampoco se busca imitar a Venezuela o Nicaragua. Ni más faltaba. La comparación es odiosa, equivocada y de mala fe. Mucho menos que el colombiano se haya vuelto comunista, otro estribillo desgastado y ridículo, utilizado por la oposición.
Más bien, fue que el pueblo se cansó de sus gobernantes tradicionales, así lo percibimos quienes de alguna forma hemos trabajado por las comunidades, incluso los liberales y conservadores de base, inteligentes y de avanzada, por convicción, dignidad, compromiso y honestidad, todos listos a exigir el relevo de quienes no han sido capaces de gobernar sin anteponer su propio beneficio y el de sus amigotes.
Corrupción, nóminas paralelas, nepotismo, sobre endeudamiento, déficit fiscal, etc., en complicidad con la mala prensa que genera pánico económico y distorsiona el verdadero sentido de la realidad. «Oposición mezquina, rencorosa y violenta, organizada a todos los niveles y en todos los sectores.»(L.E. Sanabria D.)
Es posible el cambio cuando hay voluntad política para hacerlo y el dinero alcanza cuando no se lo roban. En consecuencia, el interés común por un mejor vivir para todos, es el punto. La última palabra está en las urnas.
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