Opinión

Condenadme, no importa, la historia me absolverá

Condenadme, no importa, la historia me absolverá
Por: Humberto Leyton

 

[LetraCapital Letra="E"]stas fueron las últimas palabras que pronunció Fidel Castro Ruz, en su histórico y memorable discurso de defensa en el consejo de guerra que el régimen dictatorial de Fulgencio Batista, montó contra el comandante del asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953. Y a fe que la historia lo absolvió.

 

Es precisamente de este hecho que parte la historia de la revolución cuando 120 hombres y dos mujeres, Haydée Santamaria y Melba Hernández, intentaron tomarse en Santiago de Cuba, la segunda fortaleza militar de la isla, fracasando en su misión por falta del factor sorpresa, pero sembrando la semilla para que los barbudos, entraran victoriosos a La Habana, el primero de enero de 1959, al derrocar a Batista que había sido impuesto a través de un golpe de estado apoyado por el gobierno norteamericano el 10 de marzo de 1952.

 

Más tarde, la hazaña del Moncada fue considerada por Fidel como un paso fundamental para que el pueblo se levantara contra la tiranía. Cuba primero fue una colonia de España y luego de los Estado Unidos, con la revolución recuperó su independencia a escasas 200 millas del imperio del norte, que pese al criminal bloqueo económico por más de 50 años, ha sobrevivido con dignidad a los feroces ataques de que ha sido víctima, incluida la invasión armada de Playa Girón, la guerra bacteriológica contra sus cultivos, los cientos de intentos de asesinato de su líder y la agresión mediática que desde todos los ángulos ha sufrido sin compasión.

 

Todo el proyecto de Castro está fundado en este discurso-defensa, que pronunció el 16 de octubre de 1953, donde estableció las pautas generales de la situación social, económica y política de la Cuba batistiana, con hambre, sin libertades políticas, censura de prensa, desnutrición infantil, analfabetismo al tope, falta de salud, sin vivienda, el campo acabado y con rezagos feudales, pero con garitos, mafias, prostitución y corrupción campeando. Allí, el líder de la gesta del Moncada,  invocó a José Martí, el llamado Apóstol de la revolución como guía y faro de la historia futura de la isla del Caribe, a quien Fidel acusó en el juicio como “el autor intelectual del asalto”. Todo lo que planteo en este discurso conocido como “La Historia me absolverá”, se convirtió en la plataforma política, ideológica y de lucha que posteriormente lo llevó a la victoria.

 

En esta pieza también pronunció otra de sus célebres frases de profundidad y dignidad: Nacimos en un país libre que nos legaron nuestros padres, y primero se hundirá la Isla en el mar antes que consintamos en ser esclavos de nadie".

 

Este documento es uno de los más interesantes de lo escrito y dicho por Fidel, y es un instrumento necesario para entender el verdadero proceso de la revolución de la bandera con la estrella solitaria. Es todo un programa político y de gobierno,  que traza el rumbo a su pueblo y desemboscara la dictadura de Batista como la farsa del juicio al que fue sometido.

 

Obviamente entiendo que existen personas y corrientes que piensan antagónicamente diferente a mí y lo expuesto en esta nota, los respeto y los entiendo, incluso he expuesto en otros artículos, tres ejes principales del sistema comunista que no comparto: el monopolio del Estado sobre los medios de producción, la uniformidad del pensamiento con partido único, prensa y medios manejados y orientados por el gobierno y la falta de libertades individuales; pero es innegable que Cuba es una potencia mundial en salud, donde es un derecho fundamental del pueblo y no un negocio como en nuestros países, en el que gozamos del paseo de la muerte y a morir en cualquier lugar sino se tiene dinero.  Otro es la educación, es uno de los países libres del analfabetismo, con un nivel cultural elevado, amén de disciplinas como el deporte donde también ocupa puestos destacados, entre otros, como que en la isla no existen indigentes ni niños desamparados en las calles, por ejemplo. Estos logros han sido reconocidos por la ONU y por todo el mundo, salvo por quienes no quieren aceptar esta realidad.  (También puede leer: ¡Hasta siempre comandante!)

 

¿Entonces cómo no reconocer la grandeza de un hombre que con fallas, errores y todo lo que se quiera, solucionó problemas tan esenciales para la vida del ser humano como estos? ¿Cómo no reconocer los incuestionables avances sociales de Cuba, pese hacer un país pobre?

 

Pero se agrega, el norte que marcó para diversos movimientos políticos y sociales de Latinoamérica, considerada el patio trasero de los Estados Unidos, y que hoy gracias al ejemplo cubano, el imperio ha cambiado y nos trata de forma distinta, ya no como colonias. Fidel también evolucionó, muchos meses antes de morir, le quitó vigencia a la lucha armada como camino para llegar al poder y facilitó las negociaciones con las Farc; muchos años antes, había renunciado a la injerencia en los asuntos internos de los países, fomentando o patrocinando grupos insurgentes.

 

Falta esperar el desenlace de la revolución con la muerte de Fidel y ver qué pasa con la reanudación de relaciones diplomáticas y comerciales con el Tío Sam, ahora más con la llega de Trump a la Casa Blanca, quien ya ha empezado a mostrar sus dientes. Pero sin duda, de lo que si estoy seguro, es que el pueblo cubano ha sufrido lo indecible y ha afrontado mil batallas contra sus enemigos, y su dignidad permanece intacta. La misma que exhibió Fidel hace 63 años, en “La historia me absolverá”.

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