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Opinión

Carta a un bandido conocido

Carta a un bandido conocido

Cuenta una fábula que un Rey entrego todo su oro para que unos costureros le confeccionaran un encantador y elegante traje; y cuando estos terminaron su labor y probaron al monarca su esperado vestido, este al verse en un espejo, se sorprendió desnudo.

Frente al obvio reclamo, los sastres le hicieron creer que se trataba de un vestido mágico, que media la inteligencia de los hombres, que quien no lo podía ver era carente de sabiduría, a lo que el Rey volvió y se miró en el espejo y aunque seguía viéndose desnudo, hizo alarde de lo hermoso de su vestido a cambio de no ser calificado de carente de inteligencia. Todos los de la comarca pensaron como el Rey y aunque nadie veía un vestido sino a un hombre desnudo, aplaudían su belleza sopena de poner en riesgo su calificativo de inteligentes.

Lo sucedido en aquel pueblo pareciera estarse repitiendo hoy en el Tolima, cuando a un soberano, mal asesorado, le hicieron creer que luce un lindo vestido, cuando realmente ha quedado al desnudo y, lo peor, parece que confunde tolimense con tolimenso, y así no es.

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Todos hemos tenido que asistir al malestar de escuchar a uno de nuestros líderes políticos más respetados de la región, inmerso en una plática infernal, relatando con su propia voz y sin vergüenza alguna, que un Alcalde le entrega contratos de prestación de servicios para que él los administre, escoja la hoja de vida del profesional, decida el salario que se le asignará y ordene en que se invertirán los dineros de la coima que se le debe entregar a sus compinches criminales.

Y como la cita Bíblica en Isaías 5:20 estamos en la época en que algunos líderes le llaman a lo bueno malo y a lo malo bueno, pues cínicamente, se escucha a líder político en mención, en el audio con su voz inconfundible, cuando le dice a las humildes contratistas: "Esto me pasa por querer ayudarlas"; o sea, gracias Doctor por conseguirme un contrato con la Alcaldía y de la asignación de cinco millones que consignan en mi cuenta por el trabajo que hago, usted me ayude, permitiéndo que me quede con $1.700.000, muchas gracias Doctor por su ayuda; por usar un acto delictivo y corrupto y hacerlo ver como un acto de compasión y generosidad; bandido es lo que es usted y delito y pecado es lo que usted hace.

Y en lugar de dar la cara como hacen los honestos y explicar cada una de las fechorías que se escuchan en los audios, sale a intimidar, amenazando con denunciar a quien él sabe que no existe, a un anónimo que conforme a lo dispuesto en el inciso final del artículo 69 de la Ley 906 está legitimado para denunciarlo como lo hizo, desde el anonimato, con un nombre y una identidad inexistente. Denunciando delitos que son de conocimiento de oficio, pues no se trata del hurto de una gallina, sino de robarse la plata del pueblo, de todos, de nuestros impuestos.

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Aún más, a hoy, con todo el despliegue que los medios de comunicación y las redes sociales le han dado al asunto, la denuncia, quien la interpuso y sus requisitos de forma es lo de menos, pues la Fiscalía que es la titular de la acción penal debe darse por enterada de oficio, e iniciar la indagación inmediatamente con el claro objetivo de poner en prisión al bandido, una vez cumplido los objetivos de la indagación.

Doctor bandido y además mentiroso, para iniciar una acción por injuria y calumnia no requiere instaurar una denuncia, requiere presentar una querella con el lleno de los requisitos legales, nombre y apellidos del querellado, su identificación, dirección y demás datos civiles y personales, que usted mismo ha dicho no tiene, pues la persona no existe. Entonces no mienta amenazando con denuncias improcedentes, no nos haga creer que va vestido de blanco impoluto, cuando está desnudo y con lepra, oloroso a podredumbre.

*Abogado Penalista

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