Opinión
Apoyo una paz con justicia social y constituyente
[LetraCapital Letra="E"]stamos ante un momento histórico que nos corresponde vivir, y en el que debemos participar activamente todos, los colombianos sin distingos de sexo, religión, partido y/o concepción ideológica el próximo 2 de octubre. El futuro de nuestros hijos está en juego y nosotros no podemos negarle la posibilidad de vivir en una patria en paz.
Es por todos conocido que con ponencia de nuestro ilustre jurista y orgullo tolimense Dr. Luis Ernesto Vargas Silva, mediante sentencia C-379 de julio 18 del presente año, y en virtud al control superior de los proyectos de ley 941 de 2015 senado y 16 de 2015 de Cámara, la corte Constitucional "Avaló la Constitucionalidad de la Regulación estatutaria del plebiscito para la refrendación del acuerdo final dirigido a la terminación del conflicto y a la construcción de una paz estable y duradera ", como lo refiere el comunicado 30 de julio 18 de 2016 , emanado de la H.C. Constitucional.
Estamos ante el llamado más importante que nos hace la democracia. La paz que es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento como lo establece la Carta Política; por eso, la importancia del voto plebiscitario como el acto más sublime en la historia contemporánea de nuestra democracia en la que vamos a decidir sobre el futuro del país, de nuestros hijos y nietos y el de las generaciones venideras.
Somos hijos de la violencia partidista, somos sujetos o activos o pasivos de la guerra hasta hoy vivida, queremos también ser generadores del porvenir de un nuevo país, sin guerras, con paz, pero con reformas estructurales en salud, educación, reforma agraria, justicia y otros no menos importantes engavetados en los anaqueles del olvido del Congreso de la República, como las necesarias reformas sobre el régimen territorial. Estas y otras medidas que se requieren para garantizar la convivencia social.
Es muy importante la desmovilización a que conducen los acuerdos de La Habana, pero ella debe de conducir a las reformas de fondo que clama el país, que deben ser instrumentadas por los mecanismos de participación democrática, como se hizo en la constituyente de 1991; convocando mediante proceso eleccionario al constituyente primario, para que con la participación de todas las tendencias políticas e ideológicas del país se implementen las nuevas estructuras sociales sobre la que se edifique una paz duradera para todos los colombianos.
Por eso, seguiremos visitando a los amigos en los barrios, comunas y veredas para invitarlos a construir los procesos hacia el nuevo país. Un país con esperanza, mirando al futuro sin temor , un país que le dirá SI al desarme, apoyando la desmovilización y el cese al fuego definitivo que invita a reconciliarnos entre todos para caminar con firmeza por los senderos de una democracia fortalecida , de hombres y mujeres que harán realidad sus sueños.
Ese es nuestro compromiso, y los invitamos a que nos acompañe desde la orilla en que se encuentre, a sellar esta jornada del fin al conflicto y a la construcción futura de la paz. La paz no tiene nombres propios, es de todos y no se debe manosear por ningún motivo.
Silenciar los fusiles es tarea de todos.
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