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Historias

El encanto de un baño de bosque

El encanto de un baño de bosque

Por: Óscar Viña Pardo.


Urapanes del Bosque es un lugar encantado, un hotel verde con la máxima puntuación en el Tolima: 94,6% en prácticas amigables con el medio ambiente. Es, hoy por hoy, una de las joyas de la corona en el corregimiento de Anaime, Cajamarca.

Este emprendimiento natural surge de la gratitud de la familia Tabares hacia Manuel de la Pava, quien hace 10 años les vendió 7 hectáreas de su terreno a un precio irrazonable para los demás. La GENEROSIDAD de don Manuel, quien fuera su jefe por más de 20 años, es la primera lección en esta narrativa que se ha convertido en una constante entre los cajamarcunos, donde la solidaridad intrínseca ya es parte del ADN de la comunidad.

La historia del hotel nos muestra que, con constancia, todo es posible. Solo cuando uno habla con sus protagonistas entiende los sacrificios que hicieron como familia para tener ese paraíso encantado.

Armando, el padre de la familia, nos cuenta que la casa, cuya construcción demoró dos años, era para ellos. Sin embargo, en una reunión con unos paisas invitados por el señor de la Pava, el mensaje fue claro: "Yo quiero ser el primero en visitar su eco-hotel". No estaba en sus planes que la casa de sus sueños se convirtiera en un hotel, pero la idea siguió gestándose y, al recibir a los primeros comensales, improvisaron una carpa cerca de la casa para atenderlos. Al final, duraron tres años más durmiendo los fines de semana o meses enteros en la carpa, porque siempre llegaban turistas.

La gente de la zona creía, en un principio, que estaban locos. Pensaban que ese bosque era solo un monte y que, siendo terrenos aptos para cultivos como aguacate Hass, cholupa, gurupa, arracacha y fríjol, era un error pensar en un desarrollo diferente, incluso para la ganadería.

El primer regalo fue el precio de la finca, establecido por Manuel de la Pava. Al tener árboles maderables para la explotación, también entregó ese insumo que él mismo se encargó de transformar en la primera vivienda de cuatro habitaciones con sala, comedor y cocina.

Si uno tiene claro el sueño, este se convierte en proyecto, luego en meta, para así llegar a la realización. Todo es un proceso que debe tener como eje la paciencia. Y eso hizo esta familia: presentó al gobierno noruego el desarrollo de casas en el aire y así recibieron el capital semilla para la construcción de la primera cabaña.

Luego se presentaron al fondo Emprender y ganaron la convocatoria, con recursos que, al ser ejecutados de manera correcta, tienen la bondad de no ser retornables. El tiempo pasó y el hotel se consolidó. Tiene su propio nacimiento de agua, energía solar, huerta orgánica, kiosco para la juntanza, comedor y senderos. Ahora su casa, réplica del hotel, queda a una cuadra de las instalaciones que disfrutan los turistas.

No aceptan más de 18 personas; a lo sumo, pueden ser 20, y son atendidos por 9 empleados, generando empleo gracias a esta iniciativa que además ofrece 15 productos orgánicos de igual número de emprendedores de Anaime y Cajamarca.

Aunque muchos insisten en que arriende su casa y siga construyendo más cabañas porque tiene espacio, la respuesta es un NO ROTUNDO. No quiere ser esclavo del hotel y justifica que, a pesar de la demanda, primero está su tranquilidad y la de su familia. Una lección difícil de digerir para aquellos que viven en la ciudad y tienen el signo de pesos como prioritario en sus proyectos de vida, otra lección de vida.

El voz a voz ha sido importante. Recuerda cuando un gerente de una cadena hotelera con 18 establecimientos en Bogotá llegó a hospedarse. Le habló de las plataformas digitales y, con su equipo, le proporcionó esta ayuda, proyectando mucho más el terreno. Ese empujón ayudó al crecimiento de los Urapanes.

Para disfrutar de este lugar encantado se debe hacer reserva con antelación. Los colombianos podemos visitarlo los fines de semana, ya que entre semana está ocupado por extranjeros amantes de los pájaros, un espacio donde los pajarólogos avistan más de 300 especies diferentes.

Ciclomontañismo, senderismo o turismo de descanso y desconexión son tres de las alternativas que podemos disfrutar. Las ofertas pueden ser hasta de 8 días realizando actividades diferentes, incluso madrugando a las 4 de la mañana, porque ciertas aves solo se pueden divisar cuando el sol aparece en el firmamento.

La palabra se toma el lugar, los celulares y computadores pierden protagonismo porque el bosque empieza a llamar. En esa primera noche de juntanza, todos terminamos participando, conociendo de primera mano los emprendimientos de unos y otros. Por supuesto, destaca una de las empresas que más ha apostado a la zona a través de obras por impuestos: Crepes & Waffles. Los tolimenses no alcanzamos a imaginar el trabajo hecho desde la construcción de tejido social y empresarial por sus propietarios, pero don Alejandro lo tiene claro y lo pregona a todo pulmón.

El baño de bosque

A Urapanes fui con mis suegros, dos adultos mayores que hicieron el recorrido corto en el baño de bosque, conocido en Japón como Shinrin Yoku, un trayecto de aproximadamente 2 kilómetros. A lo lejos se divisa la palma de cera, árbol insignia de Colombia. Cajamarca contempla más de 100 mil palmas de cera, hábitat del loro orejiamarillo, único en el mundo.

El tiempo pasa a un segundo plano, los celulares se desconectan y comienza la caminata acompañada por un guía. Los que tienen la oportunidad de abrazar el bosque experimentan una curación espiritual. Al caminar por el bosque, se siente ese tapete de hojas que se convierten en abono.

Los sentidos se agudizan, se percibe un vibrato energético superior, ni qué decir del aire que se respira. La mente deja de tener el poder, el afán cotidiano, las deudas, los niños, los padres pasan a un segundo plano, porque se vive un proceso donde se cultiva la presencia propia del yo que nos comunica desde el aquí y el ahora con la tierra.

El tiempo pasó muy rápido, faltó contemplar más el cielo, hacer meditación, abrazar más árboles. No se requiere esfuerzo físico en el baño. Fueron dos, quizás tres horas de recorrido. El adulto mayor de 95 años se sentaba cuando quería y contemplaba hasta el caminar de las hormigas.

El baño de bosque mejora el estado de ánimo, según estudios que hablan sobre los beneficios fisiológicos y psicológicos. En el recorrido por el bosque, la hormona del estrés, el cortisol, hace su tarea. “La sobreexposición a cortisol y otras hormonas del estrés puede aumentar el riesgo de ansiedad, depresión, enfermedades cardíacas, aumento de peso y déficit de memoria y concentración”, dicen los estudios.

Al llegar a casa, algunos de los que me acompañaron se quedaron dormidos hasta el otro día, dos de ellos alcanzaron a dormir más de 14 horas seguidas. No entendían cómo ese trayecto los había ayudado tanto en su agite cotidiano.

Me prometí volver a ese lugar, pero no para quedarme solo un día. Espero estar al menos tres días y hacer rutas diferentes, incluso visitar el volcán Cerro Machín, que queda al otro lado de Anaime.

En el próximo relato hablaré sobre los emprendimientos de los cajamarcunos y cómo detrás de cada uno de ellos hay más de un angelito que los ha ayudado a hacer realidad sus proyectos.

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