Creo que uno de mis primeros juguetes en mi corta infancia fue la radio. Desde los Philips de tubos hasta los Sanyo de transistores, se convirtieron en vehículos que hicieron volar mi imaginación. 

De esas maravillosas cajitas mágicas salían voces y sonidos que a través de una canción me hacían soñar con el amor platónico precoz, las noticias de tragedias o de positivos logros, las competencias deportivas, especialmente fútbol y ciclismo; los triunfos o derrotas de nuestros atletas. La radio novela, de moda en la época, como Kadir El Árabe, Arandu, Chan Li Po, entre otras, nos formaron un mundo de entretenimiento que imaginariamente nos trasladaban a lugares selváticos, exóticos e ignotos. Allí conocí a los piratas y al mar sin haber estado en él.

La radio siempre ha sido para mí un mundo fantástico que, con el transcurrir del tiempo se fue modernizando, y los avances técnicos la han transformado en pequeños aparatos que caben en media mano, con un sonido impecable, donde ya se habla del láser y otras cosas más. 

Precisamente, este mundo de sonidos mágicos (la radio), que eleva el pensamiento a lugares inimaginables, celebró este sábado 13 de febrero su Día Mundial. Días antes, Juan Pablo Sánchez, director de Eco Noticias, me hizo llegar una foto que posteriormente el periodista Edward Amaya publicó en su página de Facebook, con una breve leyenda donde rememora épocas inolvidables de nuestras vidas en el periodismo y en la radio.

Fuimos protagonistas de una parte de la historia de un noticiero que marcó un hito en la radio de Ibagué y el Tolima: Eco Noticias, dirigido por Arnulfo Sánchez, padre de Juan Pablo, que marcó la agenda noticias de la región por muchos años, además de ser el noticiero más escuchado, no solo por su plataforma noticiosa sino por los eventos de masas que realizaba muy recordamos, y que sirvieron de guía para que otros medios y periodistas los emitirán. 

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De pie: Humberto Leyton, Arnulfo Sánchez. Sentados: Marlen Toquita (Administradora de Ecos del Combeima), Hernando Rodríguez y Edward Amaya.

La foto referida no solo trae recuerdos personales, quizá de la celebración un cumpleaños de Arnulfo, sino de todo un espacio donde pude hacer parte de esa gente que organizaba y preparaba esa magia que a través de los oídos toca a las personas, las hacea sentir, pensar y actuar. 

Por fortuna, nos correspondió actuar al lado de los más capaces que tuvo la radio en esos tiempos: Arnulfo Sánchez López, Jorge Eliécer Barbosa Ospina, Luis Eduardo Ruiz "Tico Tico", Edgar Antonio Valderrama, Edward Amaya, el padre Javier Arango, Humberto Beltrán, Álvaro Murillo, Hernando Ortiz,  Héctor Sánchez Vega, el popular "Petardo",  entre otros.

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Un periodo de ensueño donde las cosas se hacían con pasión y mística, donde se bebía pero se leía mucho más, donde el lenguaje se cuidaba, no se vulgarizaba. 

Pero también, fue una temporada de aprendizaje: los consejos de redacción, además de analizar,   escoger y distribuir los temas del día, se convertían en escuelas de enseñanza, donde además de discutir temas netamente grámateles se hacía referencia a las escuelas periodísticas y sus tendencias. 
Estos fueron mis primeros contactos con la radio real, y la amistad y fraternidad con los magos que le daban vida, que hoy recordamos por una foto que estaba escondida y, que, accidentalmente y por azar, apareció para traernos recuerdos no solo de nuestra juventud, sino de sueños que nunca hemos perdido y que a estas altura de los años, los revivimos como si fuera el primer día de trabajo en la redacción de un noticiero de radio.