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¿Qué pasa con el Aeropuerto Perales de Ibagué?
Espacio de espera de los pasajeros que llegan en los diferentes vuelos al Aeropuerto Perales de Ibagué
En las tardes, el olor a cañería en el Aeropuerto Perales de Ibagué se hace insoportable. Los pasajeros y quienes esperan deben sobrellevar el mal olor, algunos usan pañuelos para cubrirse, mientras que otros buscan alejarse de las áreas designadas por la administración del aeropuerto.
A las 4 de la tarde, los mosquitos, consecuencia de las arroceras en las cercanías, hacen su aparición. Esta situación evidencia una dejadez y falta de liderazgo por parte del administrador del aeropuerto. Acciones como fumigaciones internas y eliminación de criaderos, que podrían ser realizadas por la empresa de aseo, parecen ausentes.
El problema se agrava al ingresar a la sala de espera antes de abordar, donde solo hay cuatro canastillas para que los pasajeros coloquen sus pertenencias, como computadoras, celulares y monedas. Esto genera largas colas, especialmente en las mañanas, debido a la insuficiencia de equipos, algo que no ocurre en otras terminales aéreas del país.
Además, la solicitud de los usuarios de un trayecto que permitiera a los conductores tomar la avenida Pedro Tafur desde el aeropuerto quedó en una ilusión. El recorrido seguirá siendo hasta la glorieta de la salida vía Honda y luego retornar.
Se acerca un crudo invierno, y los expertos en clima predicen fuertes tormentas, lo que podría resultar en vuelos cancelados por mal tiempo. Esto se suma a la espera de un equipo prometido que es necesario para la navegación, pero que aún no ha llegado. Pequeños detalles como estos reflejan la competitividad de la región.
Por Oscar Viña Pardo
Comunicador social – Periodista
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