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Empresa Holcim busca construir complejo minero en el corazón del Tolima
Imagen de referencia, tomado de Sermitol
El pasado mes de septiembre, El Cronista.co informó sobre una mina de 61 hectáreas que pretende explotar la multinacional Holcim en el municipio de Valle de San Juan, Tolima. La noticia generó muchas reacciones, teniendo en cuenta que la mina superaría en tamaño a la que tiene Cemex en Payandé, con un área de 51 hectáreas.
Sin embargo, esta mina resultó ser apenas la punta del iceberg. De hecho, es la más pequeña de las cuatro minas que la cementera más grande del mundo pretende instalar en Valle de San Juan.
A través de documentos oficiales consultados y testimonios obtenidos de la comunidad local, El Cronista.co conoció que Holcim en realidad busca establecer un complejo minero en las montañas de Valle de San Juan, distribuido inicialmente en un área que supera las 300 hectáreas.
Es decir, se trata de un proyecto que podría representar un antes y un después para el centro del Tolima. Que podría impactar a los municipios de Rovira, San Luis, Guamo, Valle de San
Juan y hasta Ibagué, que cambiaría el entorno natural y social para miles de familias tolimenses.
Las dimensiones del proyecto podrían afectar al río Luisa, lo que al mismo tiempo pondría en riesgo de desabastecimiento a las poblaciones que se surten de este afluente. Asimismo, el proyecto contempla una banda transportadora de 22.5 kilómetros de largo, que llevaría el material desde las minas hasta la planta procesadora en Buenos Aires, Ibagué, cerca del Parque Caiké.
Esto tiene preocupadas a las comunidades, especialmente de Valle de San Juan, población que teme convertirse en el ‘Cerrejón del centro del país’. De hecho, ya conformaron el ‘Comité para la defensa del agua y la biodiversidad’, con el cual pretenden ejercer una oposición decidida a la llegada de Holcim a su territorio.
Cuatro minas, por ahora
El pasado mes de julio empezaron las socializaciones de Holcim, aunque de manera fragmentada y cada vez más subrepticia. A tal punto que los pobladores locales, y futuros vecinos de las minas, desconocen la magnitud real del proyecto.
“Cada vez que hacen estas llamadas socializaciones salgo más preocupado porque habían empezado con dos concesiones mineras, pero poco a poco han venido aumentando las zonas del municipio y otras cercanas, que serán impactadas negativamente por su proyecto”, expresó el concejal Luis Villanueva, en medio de una sesión en el cabildo municipal.
La primera de las minas es la antes mencionada de la vereda Filadelfia. Cuenta con un área de explotación de 61 hectáreas y de influencia de 2.680 hectáreas. Allí, la multinacional busca explotar 540.000 toneladas de piedra caliza y mármol cada año, según la información suministrada por la propia compañía. Sin embargo, para conocer en mayor detalle este primer proyecto, puede consultar el siguiente link: https://elcronista.co/destacadas/la-nueva-mina-del-tolima-que-superaria-a-la-de-payande
El actual informe busca ahondar en las nuevas minas socializadas. Una de ellas es la ubicada en la vereda Buenavista, cerca de la quebrada Agua Clara. Cuenta con un área de 86 hectáreas para explotación de minerales como mármol y yeso. Es decir, supera por mucho el tamaño y la producción de las ubicadas en Filadelfia y Payandé.
La tercera mina es la de la vereda La Manga, de 71 hectáreas dispuestas para explotación de diferentes tipos de arcilla como cerámica, refractaria, común y miscelánea.
La cuarta es la más grande y más controversial. Se trata de la ubicada en el sector de Aguas Blancas, en jurisdicción de Valle de San Juan y San Luis. Tiene un área de 96 hectáreas, también para explotación de varios tipos de arcilla, y se halla muy cerca de las Reales Minas de El Sapo, que son un patrimonio histórico y cultural del país, con gran potencial turístico.
Estos títulos mineros han pertenecido desde hace varias décadas a Rafael Hernán Lara, un terrateniente de la región conocido por la explotación de minerales o venta de predios para empresas mineras, quien en los últimos años ha iniciado la cesión de títulos a Minerales Valle de San Juan, filial de Holcim en Colombia. Así consta en los registros de la Agencia Nacional de Minería (ANM).
“Con el paso de los días pareciera que Holcim está comprando a su nombre o a nombre de SAS recientemente presentadas como sus filiales para este proyecto, todos esos títulos o concesiones mineras que, según información suministrada por la ANM a la personera de Valle de San Juan, y que, según cruce con catastro minero, una gran cantidad de ellos están en proceso de cesión”, explicó el Comité.
El verdadero potencial
“Un paraíso sumergido entre fauna y flora”, así definió hace más de dos siglos el sabio Mutis al contorno natural de las Reales Minas de El Sapo. Ahora, este patrimonio histórico y cultural podría tener como vecina a una de las gigantes minas de Holcim, la cual se ubicaría a menos de 50 metros de distancia.
De acuerdo con la comunidad, los expertos de la empresa que avanzan en el estudio de impacto ambiental, aseguran que la mina no afectará el patrimonio histórico ni la exuberancia natural de la zona. Sin embargo, las comunidades desconfían de dicha información por las prácticas de transporte pesado y detonaciones que implica la minería a gran escala.
“Es considerada como una joya histórica ubicada en un cerro en forma de sapo. Un lugar que hace más de 200 años el sabio José Celestino Mutis habitó por cinco años, y definió como un paraíso sumergido entre fauna y flora y fue la antesala para la Expedición Botánica”, expone el Comité.
En la actualidad, un operador turístico le apuesta al ecoturismo en las Ruinas de las Reales Minas de El Sapo, que se han convertido en un epicentro ecológico, cultural y hasta pedagógico.
Adicional a esto, miembros del Comité sostienen que el territorio de Valle de San Juan todavía es fecundo para la agricultura. Destacan la producción de maíz, arroz, yuca, café y sobre todo los productos de pancoger. Pese a todo esto, hay quienes afirman que la verdadera vocación del municipio es la minería.
“Valle de San Juan tiene 1.800 hectáreas sembradas en maíz, de pequeños y medianos propietarios. Solo por poner un ejemplo. Lo que pasa es que en algún momento hubo explotación minera, tan irresponsable, que nos acabaron las fuentes hídricas y la capa vegetal”, acotan desde el Comité.
Minería a cielo abierto con remoción de tierra y capa vegetal, explosiones con dinamita, vertimientos en quebradas y contaminación del aire, son algunos de los antecedentes negativos que dejó la minería hace unos 30 años en esta misma zona de Valle de San Juan. En ese momento, a cargo de la empresa Sermitol.
“Holcim compró las concesiones mineras exactamente en las mismas coordenadas de La Manga, El Sapo, Filadelfia y Buenavista, donde tuvimos minería irresponsable y por la que denunciamos daños ambientales. Sobre esas mismas coordenadas existen sanciones. Incluso, hubo fallecidos por enfermedades pulmonares, los niños tenían que usar tapabocas en las escuelas”, recuerda el Comité.
En esa época, Sermitol explotaba alrededor de 120.000 toneladas de material cada año, según el Comité. Ahora, Holcim tomaría el territorio para explotar 2’700.000 toneladas por año. “Calculen semejante volumen. ¿Si ese daño ambiental lo provocaban 120.000, cómo serán las más de 2 millones de Holcim?”.
El rol de las autoridades ambientales
El futuro de Valle de San Juan quedará en manos de las autoridades ambientales. Aunque Holcim obtenga las concesiones mineras, todavía faltan las licencias ambientales que debe tramitar ante la Corporación Autónoma Regional del Tolima (Cortolima) y la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) para la explotación.
A través de un derecho de petición, El Cronista.co conoció que en Cortolima cursa un proceso de licenciamiento ambiental a nombre de la empresa Minerales Valle de San Juan para la mina de Filadelfia, que es la de menor tamaño. La autorización quedó a cargo de Cortolima por prever una producción anual menor a las 600.000 toneladas.
Sin embargo, las demás minas que superan esa producción, deben obtener las licencias de la ANLA.
“Les exigimos a las autoridades que nos brinden seguridad jurídica para poder seguir viviendo en el territorio. El país está hablando de biodiversidad, de cuidar el medio ambiente, y eso va en contravía de los proyectos extractivos cerca de las fuentes hídricas y de los territorios con tanta riqueza natural”, arguye el Comité.
A la par, las comunidades piden a las autoridades locales, especialmente de San Luis y Valle de San Juan, que hagan respetar las normas de ordenamiento territorial. Esto, a raíz de las iniciativas que buscan cambiar el uso de suelo del corredor vial de la denominada Ruta Mutis, del que hace parte la vía que conecta ambos municipios.
La multinacional necesitaría que se cambie el uso de suelo rural a suburbano para poder construir una banda transportadora de 22,5 kilómetros que llevaría el material desde Valle de San Juan hasta Ibagué. Se trata de una estructura elevada sobre árboles, afluentes y viviendas que podría cargar hasta 833 toneladas por hora.
“Tendrán que pasar por encima de innumerables viviendas de nuestra zona rural, sembrados y muy seguramente con soportes sobre quebradas y el mismo río Luisa”, protesta el Comité. No obstante, sobre la planta procesadora en Ibagué la información es todavía más reservada.
Para los integrantes del Comité, lo peor es que las cuatro minas descomunales podrían ser apenas el punto de partida. La multinacional estaría tras varias concesiones más de minas que están suspendidas o sin una explotación constante. Por lo que las comunidades advierten que se organizarán, como ocurrió en su momento en Cajamarca con el proyecto La Colosa, de Anglo Gold Ashanti.
Desde septiembre, El Cronista.co buscó a través de sus canales oficiales a los representantes de Holcim, para conocer con mayor claridad los alcances de su proyecto. Sin embargo, dos meses después todavía no ha sido posible obtener una respuesta.
Holcim es una empresa multinacional dedicada a producir materiales para construcción, líder en producción de cemento, concreto y agregados
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