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El exitoso camino de Sara, tejido desde el Tolima, con lanas coloridas
Sara Naranjo, creadora de una técnica especial para hacer amigurumis personalizados.
Por: Jhenifer Rodríguez
Mientras la ibaguereña, Sara Naranjo tejía y miraba a sus hijas jugar, se preguntaba cómo encontrar la manera de estar todos los días con ellas y al mismo tiempo aportar económicamente para el hogar.
Trabajaba como secretaria en un colegio, pero la carga laboral era tan pesada, que Sara no podía pasar tiempo con sus hijas y esto comenzó a desestabilizarla emocionalmente, porque ella anhelaba encontrar la manera de tener una vida profesional sin dejar de criar a sus hijas.
Un día se le ocurrió la idea. Ella sabía que sus tejidos tenían potencial, pero también sabía que muchas mujeres tejen, entonces entendió que debía encontrar algo que la hiciera única y todo lo que tenía para competir era su creatividad y fuerza de trabajo.
Apostó por su idea
Sara renunció al colegio y apostó por su idea. Se había aplicado en el amigurumi, una técnica de tejido de origen japonés para hacer muñequitos en lana. Ella se formaba a través de tutoriales en YouTube y asistía a talleres. Se concentró en hacer que todas sus creaciones fueran una obra de arte única e irrepetible. Desde entonces, siempre está tejiendo, como si fuera una tierna arañita de fábula que va dejando a su paso hilos de colores.
Puedes verla tejiendo en cualquier lugar, y mientras teje sueña, vive, piensa y materna, como lo han hecho tradicionalmente las abuelas. Aunque, algunas veces se entrega devotamente a la creación y parece perderse en un universo secreto en el que diseña las más hermosas ideas con fotografías de personas o personajes de películas, libros y cuentos, que Sara convierte en esponjosos muñecos tejidos, los cuales guardan un parecido impresionante a la imagen original.

Actualmente, goza de reconocimiento por sus creaciones personalizadas de amigurumis, gracias a que desarrolló un estilo único. Una técnica que ha llegado a perfeccionar a tal punto de volverse un referente en el arte de los amigurumis a nivel departamental en el Tolima. No solo logró hacer de su arte un emprendimiento sostenible, también ha dictado talleres en Ibagué, Cajamarca y Rovira, algo que hace más por el amor de enseñar, puesto que no es muy rentable.
Sus creaciones, ya sea como regalo o encargo a través de redes sociales, han llegado a Estados Unidos, España, Suiza, Alemania y México. Actualmente nadie imaginaría que este amor por el tejido, no fue a primera vista.
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Las primeras puntadas
Cuando era una niña de trece años y su madre le enseñaba a tejer con retazos de tela, a Sara aquello le resultaba aburrido. Sin embargo, aprendió bien este hermoso arte que se ha transmitido por línea materna durante generaciones.
Un día, una profesora de su colegio, la Institución Educativa Guillermo Angulo Gómez de Ibagué, creó la clase de tejido. Aunque la inició sin mucho ánimo y solo la tomó porque tenía conocimientos previos, fue allí donde el amor por el tejido se consolidó.
A los 17 se graduó del colegio y poco después entró a estudiar Comunicación Social en la Universidad del Tolima, tiempo en el cual quedó embarazada de su primera hija a los 20 años. Aunque era muy joven, rápidamente se enamoró de su pancita y le tejía zapatos, ropa y gorritos.
Luego de convertirse en madre le fue imposible continuar la universidad, pero Sara se enamoró de la maternidad y ningún sacrificio le pareció suficiente para garantizar el bienestar de su hija. El tejido pasó a ser no solo un arte, sino también una fuente de ingresos.
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Cuando su primera hija tuvo edad para ir a un jardín, Sara decidió volver a estudiar, esta vez en el Sena un técnico en Logística. Pronto consiguió trabajo, pero al llegar su segunda hija, ella no quería tener que irse de su casa en la mañana y no poder volverlas a ver hasta muy tarde. Fue cuando, con el apoyo de su esposo, decidió dejar su trabajo como secretaria y dedicarse de lleno a sus creaciones.
Luego de dominar el amigurumi, la artista desempolvó sus conocimientos en Comunicación Social y se dedicó a posicionar en Instagram su emprendimiento Saragurumis. “Lo que no sabía lo buscaba por internet”, contó. Actualmente ha logrado conquistar YouTube con sus tutoriales.
Un éxito en YouTube
Este año, Sara Naranjo decidió crear su canal de YouTube, Saragurumis, el cual en tan solo cinco meses ha tenido un crecimiento excepcional: ya supera los 2.200 suscriptores y algunos de sus tutoriales, que duran más de una hora, han alcanzado más de 16.000 visualizaciones. Un ascenso vertiginoso que refleja el reconocimiento que han ganado tanto sus creaciones, como la calidad de sus clases.
“Siempre había querido tener un canal de YouTube. En los talleres o cuando me compraban un amigurumi, la gente me preguntaba si tenía canal. Pero no quería hacer cualquier cosa, sino contenido con valor.”, recordó.
La oportunidad llegó cuando un amigo con experiencia en edición le propuso grabar los tutoriales mientras él se encargaba de editarlos y subirlos a la plataforma. Así nació el canal, que, en apenas cinco meses, ya alcanzó metas que Sara imaginó que le tomarían más de un año.
Para ella, el tejido es más que un arte, es un camino y un saber ancestral. Hoy, además de su éxito en redes y sus amigurumis personalizados, mantiene un sueño claro: que el tejer sea valorado y respaldado en todas sus formas y modalidades, porque hay muchas.
“Yo le pido a la Gobernación y a las entidades que nos apoyen con espacios de formación y de comercialización. Esto sería un beneficio muy grande, sobre todo para las mujeres”, asegura.
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