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El bar que le quita la tranquilidad a vecinos de Villa Café

El bar que le quita la tranquilidad a vecinos de Villa Café

Ramón*, desesperado por la situación invivible a que ha sido sometido él y otros vecinos por el propietario de un bar que expende licor sin control hasta altas horas de la madrugada, ha acudido a las autoridades en búsqueda de ayuda, pero nadie hace nada.

Dice Ramón que el señor Hugo Ferney Hernández Guzmán, quien es propietario del establecimiento denominado “Bar donde moes” o “Tertuliadero donde moes”,  ubicado en la manzana 21, Casa 17, etapa 4 del barrio Villa Café expende solo licor de lunes a lunes y como hora de cierre del negocio todos los días pasa de la media noche. Incluso muchas veces llega hasta las 3 o 4 de la madrugada.

Invasión espacio público

En la queja se asegura que el negocio presta servicio a las mesas que son ubicadas en espacio público, en el paso peatonal, pues el local no cuenta con capacidad para atender adentro del mismo debido a que es pequeño.  

Uno de los mayores inconvenientes para los habitantes del sector es que los clientes del establecimiento para hacer sus necesidades fisiológicas como orinar, lo hacen por toda la cuadra, en las zonas verdes, jardines, separadores, postes, puertas y hasta las paredes de las casas. Incluso se ha descubierto que algunas de las personas que acuden al sitio consumen además de licor, alucinógenos.  

Ramón* argumenta que la Dirección de Información y Aplicación de la Norma Urbanística de la Secretaría de Planeación Municipal les manifestó por medio de oficio del 24 de agosto de 2020, que el uso del suelo del barrio Villa Café es Residencial Primario, de acuerdo a lo determinado en el Plan de Ordenamiento Territorial – Decreto Municipal 1000-0823 de 2014.

Cansados de los abusos por parte del dueño del negocio origen de la discordia, los vecinos presentaron una querella ante la Comisaría y de allí remitieron la queja a la Policía, pero según Ramón* la respuesta que recibió es que debía presentar pruebas. “Además, cuando las discotecas de la avenida Mirolindo una vez cierran,  los  borrachos llegan con sus carros con los equipos de sonido a todo volumen a continuar la fiesta en este negocio en la vía principal y la policía no contesta las llamadas cuando se presentan esos escándalos. Estamos desesperados y lo peor es que no tenemos autoridades que hagan proteger nuestro derecho a la tranquilidad”.

*Ramón, es un nombre ficticio, para proteger el denunciante quien pidió reserva de su nombre, por temor a represalias.

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