Deportes
A lo barriada Tolima pierde y se hunden las aspiraciones
Por Manuel Alberto Caicedo Cañón.
La situación del equipo parece estar tocando fondo luego de su derrota ante el Bucaramanga por 2 a 1 en un encuentro que parece devolver la historia cuando se jugaba en la barriada y en medio del fango y una lluvia intensa se votaba el balón para donde fuera, sin destino diferente a dejarla en el área.
Y es que en eso se mantuvo el equipo todos los últimos 45 minutos donde demostró el técnico Quintabani que fue un buen arquero, pero deja mucho que pensar si ese espíritu le alcanza para ser un buen estratega. Una muy buena persona que siempre desplegó caballerosidad y gentileza que no parece alcanzarle para manejar el grupo que tampoco ha mostrado bondades de equipo y cualidades técnicas para alcanzar a llegar a la final.
Todo comenzó bien con un gol conseguido apenas iniciado el partido con la complicidad del línea que permitió siguiera una jugada cuando el balón ya había traspasado el límite del campo. De ese centro se generó el cabezazo que terminó en el fondo de la valla búcara. Sin importar esa “ayudita arbitral” se lograba muy temprano estar adelante en el marcador con gol de César Quintero, jugador que por lesiones no había aparecido en la nómina.
Pero como a equino de saltos de pronto el equipo se frenó y renunció poco a poco a atacar y buscar aumentar el marcador. Logró con suerte y con la complicidad de los locales salir airoso en los 45 iniciales. Pero todo empeoró para la segunda parte donde casi colgados de los palos 9 de los dirigidos por el argentino se encerraron y solo quedaba Ángelo para un posible contra ataque.
No se entiende que pretendió hacer cambiando a Quintero por Quiñones y montó al último como un quinto defensor. Puede ser que Quintero no está al 100 por ciento, pero echarse atrás no era la fórmula. Ya después sacó a Paz y metió a Rentería para seguir en las mismas y trató de arreglar algo con la entrada del juvenil Campaz sacando a Arboleda y dándole más cuerda a la delantera contraria.
Producto de tales desaciertos llegaron los goles búcaros a los 71 y 83, especialmente este último cuando se vieron cinco uniformes amarillos contra dos blancos que tenía puesto el equipo de Ibagué.
Hubo instantes en los últimos 30 minutos en que el balón llegaba y salía para donde fuera desde las piernas de los casi 9 defensas y por supuesto a la bartola llegaba a las piernas de los delanteros del equipo del “pecoso” Castro. No había intenciones de ataque ni de retención de balón, tanto así que un ataque se originó en un cobro fallido de Pérez que pegó en la barrera.
No hubo orden ni disciplina para salir dominando el balón y si entregas que costaron los dos goles que pudieron ser más. El terreno no ayudó a las ganas de Ángelo de avanzar y menos para poner a rodar la número cinco. Pero para los dos fue igual de malo y eso no es disculpa.
Con este resultado queda todo definido, solo la suerte y ganar el cien por ciento de los puntos podría ponerlo en una pequeña posibilidad. Pero para muchos no valdría la pena llegar a esa final para hacer presentaciones tan malas como las que se hacen.
Para acabar de completar la fórmula del ex formó parte de la derrota cuando los locales formaron a los Yulián (Anchico y Mejia), Monsalvo y el panameño Gómez. Todos siguen con la bronca de no haber salido del equipo bajo los mejores términos.
El siguiente encuentro será con las Águilas Doradas que pese a ir por debajo de la tabla con respecto a los pijaos también quiere sumar y alejar cualquier posibilidad de descenso.
Parece todo estar consumado y desde ya se pide revolcón de nómina y muchos tildan el paso de Quintabani como tiempo perdido.
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