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Que otros no decidan nuestro voto ni vulneren nuestros derechos

Que otros no decidan nuestro voto ni vulneren nuestros derechos

Por: Edgardo Ramírez 


El Estado se justifica si está al servicio del ciudadano como objeto de derechos y obligaciones, y éstos  se  deben fundamentar  en la voluntad popular expresada libremente en las urnas mediante el voto como instrumento de la democracia que se considera el sistema político menos imperfecto para la convivencia humana, hoy tan dividida en facciones e intereses que han llevado al mundo a la guerra, al despotismo a barbarie y la tiranía.

Se aproximan en nuestro país las elecciones de Congreso y presidente de la república, y se espera  que existan cambios fundamentales en la política, como apreciación de posibilidades para los más necesitados que están representados  en distintas agrupaciones políticas de las llamadas izquierda, centro, derecha y sus consiguientes variables y candidatos.

Algunos  llamados dirigentes de partidos y movimientos que se habían liquidado o desaparecido por ausencia de votantes, hoy prueban suerte nuevamente y algunos auto candidatos que no representan a nadie hacen pequeñas reuniones y pocos planteamientos sobre la realidad nacional, maltrecha por las malas decisiones de gobiernos de turno, porque  sus dirigentes han puesto primero sus intereses personales que los de la nación.

El pueblo colombiano ya no permite  que decidan cómo, por qué y cuándo, será el futuro de sus derechos y  por quién votar. El ciudadano busca que el próximo gobierno no esté   de espaldas a ninguna decisión ajena a su voluntad y que nadie deba cambiar sus ideas ni decidir su destino. El voto es un derecho intransmisible y es esencia del espíritu democrático de la organización social. El ciudadano aspira a  estar ampliamente informado por quien va a votar, cuáles son sus propuestas y saber de esas propuestas en que lo benefician o perjudican. Los viejos lemas, Si se puede, Las cuatro estrategias, Cambio con equidad, Prosperidad para todos, Bienvenidos al futuro, Unidos por la paz,  llevan un centuria sin aplicación verdadera en los amplios sectores menos afortunados de la población.

El candidato Petro de mayor opción según las encuestas ha recorrido el país y ha manifestado un cambio en las condiciones de los más desvalidos de la fortuna, además  de lo que ha expresado en asuntos de ampliación de la educación, la salud y  los servicios a los sectores más vulnerables,  protección a la mediana y pequeña industria, baja de aranceles para los insumos agropecuarios, debería enfatizar en la protección a los derechos adquiridos con justo título, que no solamente son la tierra y aquellos relativos al comercio y al derecho privado de las gentes, es indispensable que los candidatos respeten los derechos inalienables de los  pensionados que alcanzan en todos los regímenes los cinco millones de personas.

El único que ha tocado el tema ha sido Rodolfo Hernández, para decir que no respetaría esos derechos y los reformaría institucionalmente y que para las pensiones altas de ex magistrados, y ex ministros, ex senadores,  las recortaría en un 50% para las gentes de menores recursos. ¿Acaso no sabe que casi siempre la única renta del pensionado es su mesada?. Los pensionados no tienen como Rodolfo 400 mil millones de capital, acrecentado no sólo con el fruto de su esfuerzo profesional, sino de “ la vaquita de leche” de quienes le han pagado 15 años intereses de hipotecas a su empresa de construcción, según su propio dicho.

Estos temas de las pensiones también son sensibles en la nación, como la tierra, las exportaciones, los impuestos, los incentivos a la educación y la salud y el desarrollo social.

Debemos  votar en conciencia, los vendedores ambulantes, los desempleados, las trabajadoras sexuales, pequeños empresarios, los cargadores de maderas del Chocó y todo ese inmenso grupo social de gentes excluidas que lo único que les queda es la esperanza como la mejor forma de querer y el deseo de un país mejor.

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