Columnistas
Vale la pena ser maestros

Por: John Anderson Otavo Ruiz
*Licenciado en Ciencias Sociales
Director de @profelogia
Casualmente, estaba leyendo un libro titulado “REBELDES” del comunicador y profesor Fernando Nossa. Su obra, nos habla de las responsabilidades que implica ser profesores hoy en día. Sin embargo, dedica en uno de sus capítulos algunas consideraciones hacia los profesores: Expresa que los maestros son héroes que llevan vidas inspiradoras, que no se olvidan de soñar, y eso los hace más cercanos a sus estudiantes, porque no solamente tienen aspiraciones como ellos, sino que respiran vida.
Nuestra posición como profesores debería ser constantemente la de apoyar, escuchar, inspirar cercanía, generar confianza, y, sobre todo, ser luz para demostrar que en una sociedad como en la que vivimos inmersos, se puede exigir con respeto.
Más allá de generar conocimientos en el aula diariamente, los educadores tenemos la incansable tarea de lograr que nuestros estudiantes hallen el sentido de sus vidas, precisamente porque esa es nuestra esencia, enseñar a reconocer en nuestros educandos el valor de alcanzar lo que en algún momento de sus vidas vivieron y anhelaron.
El panorama para los educadores de todo el país se ha convertido en una tarea compleja, que exige educar y formar a padres de familia y estudiantes, sin descuidar los contextos en los que se desenvuelven las instituciones educativas. La legislación educativa de nuestro país ofrece apertura a la libertad de cátedra, pero muchas veces nos limitamos ante una sociedad carente de empatía y valores.
Lo anterior, no es un pretexto para dejar de hacer nuestro trabajo. Al contrario, es el llamado que tenemos para ser modelos a seguir, ser capaces de reconocer el esfuerzo que se realiza constantemente para reclamar justicia, equidad, propiciar aulas inclusivas, preparando a nuestros estudiantes para un mundo real, que cada día tiene necesidades, intereses y problemas cambiantes.
Hoy, en medio de este mundo globalizado a nivel tecnológico, más que información, necesitamos más reflexión, más comprensión de las realidades que acontecen, más curiosidad y valores.
Con profundo aprecio y respeto, recuerdo a la que algún día fue mi maestra de Ciencias Sociales, y la que creyó en mí para seguir sus pasos en el mundo de la educación. Teniendo siempre presente que el futuro profesional y muchas de las decisiones de nuestros estudiantes, reposan en nuestras manos. Por eso le pregunto a usted, querido lector: ¿recuerda a esos maestros que fueron punto de referencia para su crecimiento como persona y como profesional? Los buenos maestros se reconocen en una escuela, y es por ello que hoy, mi mensaje va dirigido a todos aquellos que, a lo largo de la historia, han tocado la vida de alguien, y con un don o habilidad inexplicable, ha cambiado de manera positiva la vida de muchos niños y jóvenes. Es ese quizá el común denominador de esta profesión, y que la hace distinta a otras. En nuestras manos está la valiosa responsabilidad de hacer de nuestras aulas una fiesta del pensamiento, sin olvidar, que la esencia de la enseñanza radica en ser líderes pedagógicos con autoridad humana.
(CO) 313 381 6244
(CO) 311 228 8185
(CO) 313 829 8771