Columnistas
Silencio
Bitácora de cuarentena global, 40. (M.19).
Estaba leyendo los textos con entusiasmo por la fuerza de esas palabras. No conocía el autor, me los mandó mi amigo fotógrafo y profesor universitario Jorge Mora para que le diera mi opinión.
Me dijo que era de nuestra generación y que no presumía como escritor, que creía ser aprendiz de la literatura. La verdad, avancé con entusiasmo, como cuando encontramos el duende invisible de un ser transparente en la vida.
La mayor virtud de esas historias es la verdad. Con un lenguaje prestado del género testimonial, de la evocación personal, y con trasfondo de enseñanza, paisaje y poesía.
Ayer sonó el celular y al ver que llamaba mi amigo Mora, me alisté a decirle que su amigo era un escritor clandestino. Pero al saludarlo soltó el llanto. Le pregunté, con nerviosismo, ¿qué pasa? ¿Qué pasa? Luego de un silencio y, entre la respiración entrecortada, me dijo: lo asesinaron, mataron a Jorge Enrique. Otro silencio invadió todo.
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Era el colega escritor Jorge Enrique Oramas, a quien había leído la noche anterior, uno más de los líderes sociales acribillado en esta mierda de país.
Hablamos poco, después de la noticia. “Un hombre bueno”, fueron las palabras finales de esa llamada. Me quedé zozobrando entre la rabia, el dolor y el miedo.
Afuera el enemigo invisible nos tenía encarcelados pero, peor que eso, los disparos traicioneros acababan día a día con los que el Estado supone sus contradictores, sus críticos.
Caminé por todo el apartamento con el pecho lleno de silencios, invadido por todos los silencios de nuestra Historia, esos silencios que nos acalla sin consecuencias… el gran silencio de la injusticia y la indiferencia.
Buen viaje poeta, vuela por los farallones que tanto amabas".
Jorge Eliécer Pardo
Bogotá, mayo 19 de 2020
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