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Ricardo Ferro ¿una engañifa política?

Ricardo Ferro ¿una engañifa política?

Se mostró en sus discursos como un renovador de las costumbres políticas del Tolima. Un dirigente que supuestamente iba a cambiar todo lo malo existente y a convertir la historia en el antes y el después de su reinado.  Pero resulta que sus actuaciones han dejado muchas dudas e interrogantes frente a sus promesas y  lo que aparenta ser.    

Basta recordar  tres  de sus últimos actos en la escena política realizados por el congresista tolimense Ricardo Ferro, para que su credo puritano y salvador pase a ser cuestionado y tome ribetes de engaño.  Son ellos: su participación en la escogencia de candidato del Centro Democrático (C.D) a la gobernación del Tolima; luego en la elección de director de Cortolima y finalmente la participación de su hermano Felipe en la coalición mayoritaria que eligió junta directiva de la Asamblea Departamental, elección de Contralor y apoyo al gobernador Ricardo Orozco.

En el primer caso, como es de conocimiento público, Ferro fue el principal obstáculo para lograr un acuerdo entre el C.D., el partido Liberal y Cambio Radical, en la búsqueda de un candidato de consenso y defendió la candidatura de Mauricio Pinto, como una forma de quebrantar la fuerza del diputado Milton Restrepo,  y de esta forma, debilitar su posición política al interior de su partido. 

Ferro por ningún motivo, quería dejar que se le creciera Restrepo.

Y esa arrogancia, trajo como consecuencia la pérdida de la gobernación en las elecciones del pasado 27 de octubre,  pues sumado los votos de Rosmery Martínez 158.165 y Mauricio Pinto 86.546, nos arroja un total de 244.711, es decir una diferencia a favor de 24.527 de votos, frente a los 220.184, que obtuvo Ricardo Orozco; sin contar los 15 o 20 mil votos más que hubiera sumado esa alianza de haberse concretado. Al menos eso piensan quienes apoyaron a Rosmery y que se consideran especialistas en guarismo electorales.  

En segundo lugar, tenemos la elección de director de la Corporación Autónoma Regional del Tolima (Cortolima), realizada el primero de noviembre, donde una posición similar a la asumida con la gobernación del congresista Ferro, dio al traste con el escogimiento de un candidato por consenso entre las distintas fuerzas políticas al interior del Consejo Directivo de la autoridad ambiental. 

El dirigente del C.D. se creyó lo suficientemente fuerte para ganar la elección con su candidato Carlos Santana,  desestimó un posible acuerdo con la mayoría de integrantes del Consejo para escoger otro distinto a su postulado, y los resultados ya se conocen.

 El sector barretista que hasta unas horas antes contaba con tres o cuatro votos de los 12 que integran las directivas de la Corporación, terminó con nueve a favor de la doctora Olga Lucía Alfonso, al sumarse los dos amigos del entonces director Jorge Enrique Cardoso (Hugo Rincón y Alfredo Capera), quien los dejó en libertad y los delegados del gobierno nacional. 

Era evidente que Santana no contaba con el respaldo de los consejeros por diversos motivos. El único que no entendió la situación fue Ferro, quien se consideraba invencible, y vea que se llevó otra gran sorpresa. Su candidato fue estruendosamente derrotado. 

Y en tercer lugar, tenemos su actitud poco comprensible desde la lógica política, pero sí desde el travestismo, que un dirigente crítico permanente y cerril contradictor del barretismo, ahora a través de su hermano el diputado Felipe Ferro, resulte apoyando todo lo que ha combatido de ese sector del conservatismo, con un ingrediente más, y es que lo hace con la fami-empresa política que ha formado con su hermano, esa que le ha criticado tanto a los Jaramillo y a los Barreto.

 ¿Entonces con qué traje electoral nos vestimos Representante Ferro?
Esta manera camaleónica de hacer política se vive desde hace décadas en Colombia, y no es de Ferro únicamente, pero este señor en el Tolima la saca del estadio. Porque a sus bandazos se añade también, entre otras, el papel dudoso, que según integrantes de su propio partido, cumplió frente a la campaña a la alcaldía de Ibagué, entre el candidato oficial del C.D. Leonidas López y Rubén Darío Correa, donde al parecer, dividió sus afectos entre el uno y el otro. 

Este contexto de depreciación ideológica y programática por parte de algunos dirigentes políticos, donde se ubica Ferro, forman un caldo donde se cuecen los saltimbanquis de la política. Las plataformas partidarias ya no existen. Una encuesta manipulada o no, puede más que la fuerza de la ideas y los proyectos.

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 Ciertos dirigentes, empresa y fami-empresas políticas van detrás de quien mide la 'opinión', no de quién mejor propone o argumenta, mientras que los saltos ideológicos son marcados como lanzamientos de garrocha, inclusive dentro de un mismo partido o sector político. 

Es la expresión de la crisis de los partidos políticos en nuestro país. La falta de entidad de esas agrupaciones (en algunos casos, simples cascarones, vacíos de todo contenido) o convertidos en vendedores de avales, es una invitación al travestismo. 

Ferro, es una simple muestra de este carnaval político, el que debemos repensar con la mirada puesta en aprender del pasado para corregir el presente e intentar mejorar el futuro, y no permitir que los falsos profetas sigan dirigiendo la parroquia.

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