Las lecturas políticas de diferentes autores que formaron mi pensamiento crítico, que incluyen a Bolívar, Gaitán, Liévano Aguire, Gerardo Molina, Camilo Torres, Álvaro Gómez, López Michelsen, Robespierre, Marx, Lenin, Engels, Maquiavelo, Mandel, Sartre, y diversas escuelas del pensamiento filosófico universal, entre otros, no hubieran tenido la misma armonía faltando la simplicidad de Mafalda para analizar al mundo. 

La ironía y la sátira política como fue tratada por Quino a través de sus personajes, sirvieron de complemento para entender, desde el humor, la profanidad de todo aquello que desde la infancia nos plantea algo tan serio y trascendental como los cartabones políticos.

Mafalda, una niña puesta en una clase media con comentarios y diálogos mordaces que incomodan a las clases dominantes, a través de la voz de sus personajes como Libertad, Felipe, Miguelito, Susanita, Manolito y Guille, nos llevan a entender las cosas más complejas de la política, la vida  y cotidianidad con risas y carcajadas que nos ponen a pensar, por no dejar a las élites del poder quietas y bajarlas de su pedestal. 

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Los dibujos ponen en escena la represión con el bolillo que amolda ideologías, destaca la preocupación por la miseria, las injusticas sociales, las dudas que surgen en el ser humano, la discriminación y la exclusión, la división de las clases sociales, así como denuncia el cinismo de ciertos políticos en cualquier Estado, en cualquier país. Es un juicio político que se hacen a través de sus viñetas de humor, pero a la vez, envían mensajes críticos de contenido social.

La reflexiva Mafalda con personalidad rebelde y contestataria, encarna el espíritu de su tiempo de inconformismo y cuestiona el  modelo social, político, cultural y económico del capitalismo individualista y devorador. 

Este personaje que nace en 1964, se retrotrae a las invasiones coloniales de los Estados Unidos en Vietnam y al caos de la geopolítica que se da por el sometimiento de las potencias imperiales a los países débiles para saquear sus riquezas naturales, y trazarles modelos neocoloniales discretos, que lleva a Mafalda a llevar mensajes en defensa de los derechos humanos, llamados por la paz mundial y a pronunciarse a favor de sistemas progresistas de su época.   
  
Pero además, también refleja la igualdad de género y con comentarios feministas reflejan su apoyo a las conquistas sociales de la mujer que no solo muestra tener ambones profesionales sino que también lanza críticas a viejos esquemas de sometimiento que aún conserva su mamá. 

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El creador de esta niña genio que hizo del humor, la ironía y la sátira política una arma de lucha contra las injusticias y las desigualdades, ha muerto hoy a la edad de 88 años. Había nacido en la provincia de Mendoza (Argentina), Joaquín Salvador Lavado, más conocido como Quino, fue un pensador, humorista gráfico y creador de historitas.  

Con la muerte de Quino se van una parte muy importante de la cultura argentina. 

Como se sabe, su obra más famosa fue la tira cómica Mafalda,  publicada originalmente entre 1964 y 1973. Le llamaban Quino desde pequeño para distinguirlo de su tío, el ilustrador Joaquín, que fue quien despertó su vocación de dibujante a edad muy temprana. 

En 1945 tras la muerte de su madre, empieza a estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Mendoza. Su padre muere poco después, cuando Quino tenía apenas  16 años; al año siguiente abandona la escuela, con la intención de convertirse en autor de historietas cómicas, y pronto vende su primera historieta, un anuncio de una tienda de sedas y luego se convierte en unos de los más grandes artistas del humor gráfico del mundo.