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Lo apremiante
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la bioseguridad como aquellas normas, técnicas y prácticas aplicadas por el personal con el fin de evitar la exposición no intencional a patógenos y toxinas, o su liberación accidental, pudiendo estos incidir en la salud de los trabajadores
El gobierno nacional expidió el decreto 749 del 28 de mayo del 2020, ordenando el aislamiento preventivo obligatorio para todos los colombianos, incluyendo 43 excepciones, con el propósito de seguir abriendo la economía, sin poner en riesgo la vida, la salud y supervivencia de las personas y permite que las autoridades territoriales suspendan actividades de acuerdo al comportamiento de la pandemia en cada departamento o municipio.
Ante esta normatividad las alcaldías han adoptado los protocolos expedidos para que cada local comercial, negocio, empresa, constructora, fábrica y demás sectores que no estaban excluidos antes del decreto, los presenten. En el caso de Ibagué será la Secretaría de Salud quien verificará su cumplimiento. Los establecimientos deberán suministrar elementos de protección para sus empleados, realizar limpieza y desinfección constante de espacios y zonas de alto contacto, garantizando el cumplimiento del distanciamiento social, toma de temperatura y control de ingreso de las personas, así como el aforo al mismo.
Hasta ahí todo bien, pero se vienen presentando quejas de los propietarios que hacen dichas solicitudes en varios sentidos, los protocolos muy engorrosos en su trámite en algunos casos, y en esta época de pandemia cualquier oportunidad que aparezca no se desaprovecha, algunas personas ofrecen sus servicios para realizar el trámite, elaboración y presentación de los documentos, a precios que oscilan entre 50.000 a 300.000 mil pesos.
Un pequeño empresario que está muy seguramente con deudas hasta la coronilla, hace un esfuerzo para reiniciar su negocio y se encuentra con un trámite que le implica dinero que no tiene, porque aunque el diligenciamiento ante la alcaldía no tiene costo, muy seguramente por no tener el manejo de la tecnología actual, le van sacar unos pesos, así como la inversión que realiza para cumplir con el protocolo de bioseguridad.
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Sería de gran ayuda que las oficinas que tienen esa responsabilidad expidieran unos protocolos guía y los hicieran circular en los medios para que fueran ampliamente conocidos. Las exigencias de bioseguridad que son necesarias, al volverlas difíciles por trámites administrativos, evita la dinámica necesaria en la apertura de negocios que es parte fundamental para reactivar el proceso económico. En muchos casos desincentivan a quien a riesgo de pérdidas, se atreven a reiniciar actividades, con aforos de compradores o consumidores del 35 por ciento, sumado el hecho que llevan más de 70 días cerrados, sin recibir ningún tipo de ingresos.
Qué bueno iniciar con otra mentalidad en estos primeros pasos del pos- Covid frente al sector más vulnerable de la actividad económica de nuestra ciudad capital. Llama la atención que si Ibagué tiene según datos recientes del DANE, 62.136 micro negocios, y de estos 55.785 son atendidos de manera personal sin estar registrados en Cámara de Comercio, ni RUT, y sin aportes a salud y pensión, esta economía llamada informal que hoy está en niveles superiores al 60 por ciento, que vive de lo que trabaja en el día a día para subsistir, que su plante económico en muchos casos está por cuenta del Gota Gota, es necesario darles una verdadera ayuda.
Quiero referirme a una idea de mi amigo Dr. Wilson Leal, que comparto --Existe la necesidad apremiante de llegar a los microempresarios e informales con una oferta de crédito que les permita volver al mercado a brindar sus productos y servicios y tendrá que ser la administración municipal quien se encargue de ofrecer ese capital trabajo, a través de Infibagué, estructurando un proyecto que sea socializado rápidamente, montando un esquema identificando y clasificando de manera objetiva y transparente los beneficiarios, realizando posteriormente un monitoreo y seguimiento de sus actividades evitando la desviación de recursos--
Será el Gobierno quien tendrá que entender que se necesita de su apoyo como corresponde, a este inicio gradual a la actividad productiva y evitar que, en la segunda ciudad con mayor índice de desempleo y la mayor con desempleo juvenil, siga creciendo la bomba social que nos puede estallar a todos, con consecuencias muy lamentables.
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