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Importancia de ser resilientes
Resiliencia, un concepto de no mucha comprensión, como tampoco fácil de pronunciar y escribir, pero lleno de significación y potencia.
En efecto, desde hace pocos años, la psicología nos habla y alude respecto a esta peculiar noción.
Por lo pronto, el término “resiliencia” proviene de la física y la metalurgia; fue inventado por Michael Rutter en 1972. Posteriormente, se incorporó a las ciencias sociales y/o humanas.
Ahora bien, si bien el concepto resiliencia es relativamente nuevo, se halla emparentado con el valor de la “fortaleza “(virtud primordial de la ética aristotélica), que consistía en la capacidad para soportar y afrontar las adversidades, sobreponerse a las mismas e, incluso, vencer tales dificultades y salir victorioso, “fortalecido”.
Ciertamente, es una cualidad fundamental para el desarrollo del ser humano, pues constantemente nos vemos expuestos a tener o enfrentar situaciones críticas, tanto esperadas como inesperadas: enfermedades, conflictos familiares, pérdida de trabajos, deceso de personas queridas, catástrofes naturales, termino de relaciones amorosas o afectivas y otras similares. Son situaciones aflictivas que requieren de gran fuerza mental, anímica y física para no quedar tendidos y abandonados en el sendero de la vida.
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Ser resilientes, por tanto, exige de nosotros la suficiente autoestima y voluntad para afrontar, asimilar y vencer todo aquello que nos oprime, aflige y acongoja. No se trata de desligarnos ni desatender lo que nos afecta, sino de ser fuertes y valerosos para reconocer y asumir lo que nos sucede y superarlo con disposición amplia y positiva.
Nadie está ajeno a las adversidades y los problemas, a todos nos aquejan y abruman. Las dificultades son intrínsecas a la condición humana. No obstante, no todos logran superarlas, no todos siguen adelante ni continúan su existencia con perseverancia y solicitud. Quienes lo alcanzan, son personas fuertes, valientes, resilientes. Son personas idóneas para vivir en este abigarrado mundo, aptas para orientar a sus semejantes, para levantar a los abatidos, para liderar a la muchedumbre adormecida, para ser ejemplos vivos de fortaleza, responsabilidad y madurez.
La resiliencia- como todas las virtudes- está al alcance de todos nosotros, nadie está imposibilitado de concretarla. Convirtamos, entonces, a la resiliencia en estandarte de la auténtica existencia, en anhelo, en imperativo y objetivo de nuestro quehacer en el mundo.
“La mente positiva robustece el cuerpo”. W. Shakespeare
*Docencia e Investigación en Filosofía
Universidad de Chile.
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