Columnistas
El Tolima y los nuevos alcaldes
Los 47 nuevos mandatarios que inician su periodo de gobierno el primero de enero de 2020, se van a encontrar con unos municipios que presentan profundas dificultades económicas y sociales.
El Tolima, sin embargo, por su potencial que encierra tiene todas las posibilidades de mejorar sus indicadores que hoy no lo benefician. Según los resultados del estudio de Índice de Competitividad Departamental que realiza cada año el Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario, el Tolima se ubica en posiciones intermedias que no reflejan la riqueza y las oportunidades que brinda la región.
Bien lo plantea en su introducción el estudio “Para que Colombia pueda alcanzar la meta de ser una de las tres economías más competitivas de América Latina en el año 2030, además de realizar grandes esfuerzos en el ámbito nacional, es fundamental que reduzca las brechas existentes a nivel regional, dado que en los territorios es donde ocurre buena parte del desarrollo productivo”.
En los resultados del estudio correspondiente a 2018 (no ha salido el 2019), el Tolima en competitividad ocupa el puesto 15 entre 27 departamentos incluido Bogotá. Con un puntaje de 4.51 (el puntaje va entre 0 y 10). Significa que esa ubicación no es para nada afortunada.
Por ejemplo en el indicador de innovación y dinámica empresarial, el Tolima ocupa el puesto 20. Una ligera mejoría la presenta en infraestructura. En el resto de indicadores el comportamiento es regular con tendencia a la baja.
Ibagué
En el resultado del estudio de Índice de Competitividad de Ciudades 2019, Ibagué ocupó el puesto 16, entre 23, con una calificación de 4.4.Es decir, guarda una relación con el puesto que ocupa el departamento.
Llama la atención que en el indicador de sostenibilidad ambiental, Ibagué ocupa el último puesto (23), con una calificación de 1.64; en entorno de negocio ocupó el puesto 20 y en innovación y dinámica empresarial, el puesto 18.
Estas cifras lo que indican es que Ibagué necesita con urgencia que el nuevo alcalde llegue con la decisión y la voluntad política de unir esfuerzos entre el sector privado y el sector público. Nadie más que el alcalde, elindicado para consolidar un fuerte liderazgo que permita esa articulación. Ahí está gran parte de la solución.
Ibagué no se puede dar el lujo de mantener el divorcio entre estos dos sectores, clave para dinamizar una economía, que de acuerdo a las cifras que arroja el estudio de Índice de Competitividad, para nada favorecen a Ibagué como capital y el departamento. Por supuesto, que el nuevo gobernador como primera autoridad del departamento, será determinante para dar el empujón hacia un trabajo mancomunado.
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