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El tinglado de la farsa…(Venezuela en la mira imperialista)

El tinglado de la farsa…(Venezuela en la mira imperialista)

 

Por: Julio César Carrión Castro

Desde hace mucho tiempo el engaño y la mentira se han convertido en sustrato, parapeto y trinchera de la llamada “democracia” occidental. Los grupos dominantes de los países industrializados y pos-industrializados, prevalidos del poder de las armas, de los mercados y de los medios de comunicación, actúan como los defensores de esta bufonada desangrando al mundo en búsqueda del petróleo y demás riquezas naturales, e imponiendo en todas partes sus criterios, sus modas, sus gustos y sus aberraciones.

Como lo señalara desde comienzos del siglo XX Don Jacinto Benavente, en su gran obra de teatro “Los intereses creados”, por boca de Crispín, personaje central de esta comedia: “Mejor que crear afectos es crear intereses”, es decir, para los desvergonzados, pragmáticos y cínicos que se han ido estableciendo como representantes políticos de las diversas naciones latinoamericanas, poco importa la historia, el sentimiento, la tradición, la estima, los argumentos o las deliberaciones razonadas; para ellos es suficiente la mentira, la falacia, la mendacidad, el embuste, si existen vínculos de conveniencia y dependencia entre los comprometidos, si los hermana, precisamente, la búsqueda aviesa de intereses geo-políticos, militares, comerciales, mercantiles, etc...

Actualmente carece de sentido propugnar por la unidad latinoamericana, como durante el largo proceso de la independencia lo hicieran notables figuras -ellos sí padres fundadores de nuestra nacionalidad- como, Simón Bolívar, Francisco de Miranda, José de San Martin, Bernardo O’Higgins, José Martí, o más recientemente Emiliano Zapata, Pancho Villa, César Augusto Sandino y Fidel Castro. Con gobernantes tan subordinados a los intereses del imperialismo, con personajes como el títere Almagro impuesto en la dirección de la O.E.A. (la oficinita de asuntos virreinales de los Estados Unidos) o con los voceros del, tan novedoso como peligroso, fascismo criollo, como el que representan Jair Bolsonaro en Brasil, o Iván Duque en Colombia, es imposible volver a hablar de soberanía y mucho menos de independencia nacional.

Este tipo de sujetos se han encargado de actualizar la figura de la Malinche, la amante esclava de Hernán Cortés quien con su traición, contribuyó a la persecución y derrota de los indígenas del México originario. Son cipayos, es decir soldados reclutados por un gobierno colonial e imperialista, que vuelven las armas contra su propio pueblo…

Así están las cosas: El imperio norteamericano viene promoviendo la desestabilización del gobierno legítimo de Nicolás Maduro en la República Bolivariana de Venezuela y no ha escatimado esfuerzos para lograrlo, con todo tipo de provocaciones y acciones, desde el desconocimiento de su legalidad y legitimidad, el bloqueo comercial y una gran ofensiva mediática, hasta la promoción de aventuras paramilitares en su territorio, contando para ello con el apoyo de la derecha y hasta de las instituciones colombianas. Ahora busca, asistiendo y subsidiando a la derecha y a los “escuálidos”, -es decir a la oligarquía desplazada del manejo del Estado por la revolución Chavista- para dar un golpe de Estado que les permita retomar sus privilegios. Hoy, un perfecto desconocido, un aparecido de nombre Juan Gualdó se autoproclama presidente interino de la República de Venezuela y de manera inmediata el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, le reconoce y los “gobernantes” lacayos de Latinoamérica, se apresuran a secundarlo.

Esta aventura, que cuenta no sólo con el respaldo, de los mencionados gobernantes émulos de la Malinche, los cipayos de la O.E.A. y los socios comerciales del Imperio, sino, también, con la aprobación, alborotada y sumisa, de miles de despistados -incluso de “izquierda”- que claman por la restauración del modelo de “democracia” que patrocina y promueve el sistema norteamericano, esta farsa, esta empresa de arbitraria injerencia imperialista, traerá, lamentablemente, nefandas consecuencias de violencia y desestabilidad para toda la región.

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