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El tacaño de mi marido

El tacaño de mi marido

Voy a confesarles algo: Hace 18 años me casé, y nunca he recibido un regalo de amor y amistad por parte de mi marido. 

Es más, ni quisiera durante los cuatro años que duró nuestro noviazgo lo recibí.

Su falta de detalles fue durante los primeros años de nuestra relación, la causa de una honda decepción.

La lectura que hacía acerca de su tacaña actitud era que yo no le importaba. Me preguntaba, de qué manera era que este hombre me quería. 

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Yo en cambio le  compraba regalos  con la esperanza de que sintiera culpa y verguenza frente a mí, y cambiara. 

Estaba segura o mejor conservaba la esperanza de que el próximo año me sorprendería con un obsequio o una inolvidable velada. 

Pero... eso nunca pasó. Vino la resignación.  De mi lado tampoco regresaron los detalles.

Él siempre me decía que no necesitaba una fecha especial para demostrarme lo mucho que me quería. Pero en ese momento yo no lo entendía. 

En la medida en que pasaron los años fui restándole importancia a esto, y sumándole valor a otras cosas, especialmente aquel día de amor y amistad en que fui testigo de la sorpresa que un amigo mío le dio a su amada esposa:  Ramo de flores en la mañana, un cofre con una joya y cena con serenata en un excelente restaurante.

Qué envidia!!! 

La envidia, la decepción  y la preocupación se me acabaron y valoré enormemente a mi esposo, cuando dos días después al llegar a la casa de los enamorados me encontré con una escena espeluznante: Mi amigo la había golpeado fuertemente. Por poco la mata. Según ella, era la primera vez que una cosa así le sucedía. En el instante, la acongojada mujer aceptó que desde hacía bastante tiempo su marido la maltrataba, no con golpes, sino con humillaciones y palabras soeces que ella a su vez le respondía.  Era pan de todos los días.  

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Esta fue una gran lección para mí vida. Por supuesto que mi marido me ha hecho muchos regalos, me ha regalado flores, me ha dedicado canciones y hemos tenido románticas cenas,  pero casi nunca en fechas especiales, o mejor, impuestas por el comercio. Pero más importante que eso es el respeto, el amor, la atención, la amabilidad, la compañía, la responsabilidad y la dedicación conmigo y nuestro hijo. Nunca he escuchado de su parte una mala palabra hacia mí. 

En nuestra casa reina Dios, y con Él nuestro amor y una gran paz.  Ese es el regalo que nos hacemos cada día.

Cifras preocupantes

En el Tolima es preocupante la situación de violencia intrafamiliar.

 Según la Red de Mujeres, este año en Ibagué se han presentado 21 casos de  feminicidio, 8 de ellos en Ibagué.

 Las denuncias en las comisarías de Familia llegan a casi 200, y es recíproco porque no solo los hombres maltratan a las mujeres. En muchos casos poco dados a conocer por ellos, casi siempre por el erróneo concepto de hombría y por  verguenza, son víctimas de golpes y dolorosas escenas.

Reflexionemos. Un regalo es importante, pero no es la mayor demostración de amor, especialmente si detrás de él se dan escenas como la de mi amigo y su esposa.

  Qué todos los días celebremos el amor y la amistad con Cristo en medio de cada relación

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