Columnistas
El Poder está en Nosotros
Es tiempo de pandemia, de cuarentenas que van y vienen, donde predominan las restricciones, los impedimentos u obstáculos para frecuentar lugares públicos de todo tipo. Sin embargo, es también el tiempo y espacio ideales para acceder al principal de los mundos, aquel que suele ser el menos frecuentado y el más olvidado: Nuestro mundo interior.
Ciertamente, la creciente y apabullante sociedad tecnológica y computacional en que vivimos, nos impulsa hacia lo “de afuera”, lo que acontece en el exterior; para ello, la televisión, el internet y las redes sociales nos “comunican” en cosa de segundos lo que sucede en el mundo, en lo cercano y en lo lejano.
Esta información y conocimiento es necesario e importante, no obstante, puede alejarnos de nosotros mismos, de nuestro Yo interno, con sus complicaciones, dificultades y limitaciones, pero, además, nos separa de nuestra comprensión amplia y efectiva y, por tanto, de la posibilidad de descubrir nuestras fortalezas y potencialidades.
Por lo pronto, estar “allá afuera” en el mundo, inmerso en él, interactuando con una multiplicidad y variedad de situaciones y personas, tiende a “alterarnos”, a “enajenarnos”, es decir, a sacarnos de nosotros mismos, de nuestra intimidad, nuestras emociones, sentimientos, pensamientos, expectativas e ideales. Sin duda, de la “alteración a la “mecanización” y “robotización” de las acciones y comportamientos humanos, hay un paso muy pequeño y peligroso.
- Puede leer: Sentido de la Vida
Sin embargo, los seres humanos tenemos una facultad o un don muy preciado para “liberarnos” de estos males contemporáneos. Cualidad pocas veces utilizada, pero que nos posibilita entrar a este mundo esencial. Algunos lo denominan introspección o inspección interna, otros reflexión e, incluso, meditación.
En lo personal, haré uso de un concepto destacado por el filósofo español José Ortega y Gasset, quien señaló que en el idioma español hay una palabra muy adecuada para dar cuenta de esta cualidad humana, se llama “ensimismamiento”, lo cual quiere decir, ingresar y permanecer en uno mismo (a), en sí mismo (a), en armonía con uno mismo, en una tarea exhaustiva de autoconocimiento, de autocomprensión, junto a examen y análisis de nuestro entorno social y natural ( inmediato y mediato).
Por cierto, estamos en el momento preciso para “salir” del mundo – y su constante devenir-, “entrar” en el mundo interior – unir mente, corazón y alma- y “regresar” – posteriormente- al mundo de “afuera”, pero fortalecidos, potentes y plenos para cambiar y transformar lo negativo en todos sus ámbitos e ir construyendo, inteligente y valóricamente, un mundo cada vez mejor, de justicia, solidaridad y paz, donde nadie ni nada quede excluido (a).
El presente texto es una invitación a reflexionar y ser protagonistas en la construcción de este Nuevo Mundo.
*Docente e investigador
Universidad de Chile
(CO) 313 381 6244
(CO) 311 228 8185
(CO) 313 829 8771