Columnistas
El egoísmo, el mal a vencer
Los grandes pensadores de todas las épocas, han expresado que la base de los males y problemas que han afectado a la humanidad desde sus inicios, radica en la pretensión de muchos de considerarse mejores o más importantes que todo aquello que les rodea, ya sean congéneres, animales o vegetales.
Ciertamente, es un error sumamente dañino tanto para quienes asumen actitudes egotistas como para quienes son afectados por ellas. En los primeros provoca sentimientos de supuesta superioridad en las personas que puede llevar a generar anomalías mayores (emocionales y psíquicas). Además de ocasionar menoscabo e inseguridad en los afectados.
Ahora bien, no constituye una iniquidad querer ser mejores en cualquier ámbito vital. ¡Por supuesto que no lo es! Siempre es necesario avanzar y crecer en la vida, ojalá de manera integral, es decir, desarrollarnos plenamente como seres vivos. ¡Esto es principio y objetivo fundamental de la existencia humana! Para esto fuimos creados y en esto debemos evolucionar constantemente.
En efecto, vivir, aprender y luchar son características propias del día a día, pues el conformismo adormece a las personas.
La soberbia es una forma de ignorancia, quizás la peor de las ignorancias.
No obstante, es algo muy distinto creer o sostener que el desarrollo de facultades, así como alcanzar logros - materiales, económicos, académicos o de cualquier tipo - en esta movediza existencia, es sinónimo de ser o sentirnos más capaces respecto de quienes no los han obtenido. Por cierto, las causas y /o circunstancias que facilitan o impiden lograr objetivos no son las mismas para todos.
Efectivamente, el egoísmo, egocentrismo, orgullo desmedido o soberbia están muy afincados en la sociedad actual, donde suele catalogarse o definirse a las personas acorde a la “cantidad” de objetos materiales que tengan o estén en condiciones de usufructuar. Vivimos en una sociedad consumista que conlleva, entre otras cosas la competencia, la envidia y el individualismo y, por tanto, una multiplicidad de dificultades y problemáticas inherentes.
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Las conductas egoístas se han convertido en una patología social que debe ser erradicada del pensamiento y las acciones, ya que produce divisiones, enfrentamientos e incluso, afán de dominio y explotación de unos sobre otros. La soberbia es una forma de ignorancia, quizás la peor de las ignorancias.
A nuestro juicio, que el desarrollo y la evolución humana sean constantes y crecientes, no significa subestimación ni ansias de dominación ni ejercicio maligno de poderes temporales. Por el contrario, el crecimiento debe estar intrínsecamente ligado a la aplicación de Valores que engrandezcan a quienes los practican y dignifiquen la condición humana en su conjunto.
Los humanos, en general, somos seres inteligentes, pero nos falta bastante por avanzar en términos cualitativos, vale decir, en solidaridad, en cooperación, en equidad y sabiduría. Se requieren hombres y mujeres capaces de construir un mundo donde lo prioritario no sean las cosas, sino las virtudes que enaltezcan al ser humano, a la vida terrenal en su totalidad.
¡Es tiempo de abandonar los afanes egoístas que a nada positivo conducen! Hoy nos hemos dado cuenta que un minúsculo mosquito o un virus imperceptible a los sentidos, puede ocasionar el exterminio de millones de personas.
Aún estamos a tiempo de despertar y adquirir conciencia de que la humanidad necesita urgentemente “salvadores”, o sea, personas auténticamente buenas y poderosas en Sabiduría, verdaderos líderes que guíen hacia una tierra de justicia, libertad y fraternidad.
¡Todos y todas estamos llamados a consolidar tan sublime desafío!
“El poder de amar es mucho más grande que el amor al poder “. Jimi Hendrix, músico.
“Es preferible la sabiduría a las riquezas, pues la primera es perenne, mientras que las segundas son caducas.” Sócrates.
“Todo hombre debe decidir si caminará a la luz del altruismo creativo o en la oscuridad del egoísmo destructivo”. Martin Luther King.
- Juan Bautista Pasten G, Docente e investigador en Filosofía
Universidad de Chile.
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