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El caso de Álvaro Uribe Vélez

El caso de Álvaro Uribe Vélez

El pasado 4 de Agosto de 2020 se dictó una orden de detención preventiva y domiciliaria a Álvaro Uribe Vélez, esto dentro de la investigación por presunta manipulación de testigos y sobornó a excombatientes paramilitares para cambiar su testimonio sobre su presunto papel en el establecimiento de grupos paramilitares. Sin embargo, el pasado 10 de Octubre después de sólo 66 días de arresto, la jueza 30 de control de garantías de Bogotá le concedió la libertad inmediata argumentando que el ex mandatario no ha sido imputado. 
 
Después de celebraciones, por él mismo, y por sus defensores, así como rechazo por sus detractores, el caso prácticamente vuelve a su punto de partida. La fiscalía, cuando considere que hay suficientes pruebas frente a los cargos, puede llevar el caso antes un juez de control de garantías, y aún así es discutible que se pueda privar de la libertad a Uribe Vélez. Dentro del nuevo sistema penal hay varias medidas de aseguramiento y estas solo podrán ser solicitadas cuando se logre probar que el acusado es un peligro para la sociedad o la víctima. El caso es complejo y en realidad reciente para la fiscalía, que lo tomó el 4 de septiembre de este año. Pero, a pesar de ser un caso actual, el proceso no es para nada reciente. 

Antecedentes

El caso de Uribe Vélez proviene de un proceso que se remonta al año 2011 cuando el congresista Iván Cepeda presentó ante la fiscalía declaraciones de ex paramilitares que aseguraban la participación de Uribe Vélez y su hermano en la fundación de las Autodefensas Unidas de Colombia (A.U.C). Desde allí se han dado distintos escenarios en los cuales Cepeda sostiene sus declaraciones con testimonios, Uribe pone en duda los testimonios, pero también se presentan testigos claves que han presentando declaraciones asegurando la versión de Cepeda. 

Estas manifestaciones, que relacionan al ex mandatario con el paramilitarismo, son algo alarmantes considerando la historia que Uribe Vélez tiene en el país dentro del mundo político. Entre sus diversos cargos se destacan: Jefe de Bienes para Empresas Públicas de Medellín, Secretario General del Ministerio del Trabajo, Director de la Aeronáutica Civil, Alcalde de Medellín por un corto periodo, concejal, senador, Gobernador de Antioquia, y finalmente en el año 2002 llega al mayor cargo político del país, siendo elegido como Presidente de la República de Colombia; fue reelegido y finalizó su segundo periodo presidencial en 2010. Nunca se alejó de la escena política y vuelve activamente a la misma en el 2014, ahora al Senado de la República, igual que en el 2018 donde fue el senador más votado. 
Con un historial como el mencionado, es claro que ha sido un personaje importante e influyente en el contexto político colombiano. Sus niveles de aprobación son apabullantes, así como la fidelidad y agradecimiento por parte de sus seguidores. Con lo anterior en mente, es fácil comprender la popularidad y apoyo de sus iguales hacía Uribe Vélez. No obstante, su reputación ha estado cubierta por el velo de la duda y ha sido puesto bajo la lupa en varias ocasiones por sus supuestas conexiones con paramilitares y narcotraficantes. 

De acuerdo a una serie de documentos del Archivo Nacional de Seguridad (NSA), y por unas comunicaciones encontradas en el mismo, se asegura que Uribe Vélez tuvo nexos con los paramilitares cuando fue gobernador de Antioquia. Se expone igualmente que el cartel de Medellín financió su campaña de congresista en los ochentas y noventas, que de esos dineros turbios fueron financiadas sus campañas e incluso que varios congresistas de la coalición “uribista” entablaron vínculos con grupos paramilitares para obtener apoyo electoral. Por estas relaciones, y por muchas acciones más desde sus prestigiosos puestos políticos, Uribe Vélez ha sido llamado narco, paraco, asesino, genocida, y su apodo actual, el Matarife. 

¿El matarife?

Matarife, es una serie web del periodista, abogado y escritor, Daniel Mendoza, un colombiano que desde sus estudios universitarios ha buscado la verdad sobre el caso de Álvaro Uribe Vélez. La serie desarrolla un formato documental con poca duración, donde narra las investigaciones periodísticas y las supuestas relaciones del ex presidente Uribe con narcotraficantes, políticos corruptos y paramilitares. 

La información que presenta la serie no es proveniente de una fuente primaria, sino que de datos periodísticos presentados con anterioridad por otros medios ya que esta no sería la primera obra audiovisual que acuse a Uribe y a su círculo político de haber cometido acciones delincuenciales. La serie causó polémica para el uribismo porque consideraban una difamación contra el político honorable e intachable Uribe, mientras la contraparte define la serie como una oportunidad para conocer la verdad que se estaría ocultando por años a la opinión pública. Sin embargo, desde su estreno la serie ha obtenido una gran acogida por el pueblo colombiano imponiendo el agrado y la veracidad que les genera al ver el contenido.
La serie es compartida principalmente por las redes de WhatsApp y Telegram, el motivo por el cual se escogió como primera instancia estas plataformas fue por el temor a que el contenido fuese eliminado por censura y contenido inapropiado, la productora encargada de la realización de la serie es la compañía australiana Box JellyFish Films y es dirigida por Jack Nielsen. En el primer tráiler se muestran los posibles vínculos de Uribe con narcotraficantes de alto calibre como lo es Pablo Escobar, El Mexicano, paramilitares y polémicas de corrupción con Odebrecht. 

Partiendo de su experiencia en el campo criminológico, Mendoza involucra diversas teorías en su relato. Con la teoría del dominio de la voluntad en programaciones organizadas de poder, estigmatiza a Uribe por los crímenes cometidos por otro tipo de personas de forma directa, por ser él supuestamente el jefe de todos los crímenes. La sociopatía juega un papel importante en la serie, ya que Mendoza lo determina como una patología criminal causada por el exceso de poder, también rectifica que la sociopatía genera en el criminal una insensibilidad ante los demás, creando una personalidad que busca eliminar y destruir a todo aquel que no le sean afines. 

La calumnia ha jugado un papel fundamental en lo que va de la serie, ya que los partidarios de Uribe expresaron que el calificativo de genocida innombrable y matarife (persona que trabaja en un matadero y realiza la labor de sacrificar animales) son de calibre inadmisible y genera en la población repudio contra el ex presidente. Frente a esto Miguel Angel Castro, Comunicador Social y Periodista y Licenciado en Filosofía y Ciencias Religiosas, menciona que “la serie ha gozado de altas expectativas. Sin embargo, realidad o no, todo aquello allí contenido rompe con los esquemas tradicionales y falsos que han mantenido algunos medios locales y nacionales, sobre todo que sí es completamente veraz, las acusaciones están demostrando todo aquello ocultado a la opinión pública durante años”.

El lenguaje fuerte y directo de Mendoza trajo como consecuencia que, posterior al día del estreno del “Matarife”, se reportaron insultos en las redes sociales en su contra por parte de uribistas que criticaban la serie con odio. Incluso, un twitero desconocido con el usuario de “El Patriota”, compartió un montaje fotográfico de la página pornográfica XVideos y los logos de Noticias RCN con el titular de: Joven promesa del atletismo denuncia al creador de Matarife por violación, denigrando el nombre de Mendoza. Esto llevó a la periodista Salud Hernández a reprochar en contra de él, lo cual Mendoza calificó de calumnia y denunció los actos de la anónima cuenta. 

Polarización de las redes

El mundo de las redes es la nueva plataforma para hacer política. Miguel Angel Castro añade que el tema de Álvaro Uribe es una presión política y así lo demuestra el ex presidente por su red favorita, Twitter. 

“Para nadie es un secreto que las redes sociales son base de presión política, religiosa, cultural e ideológica a lo largo y ancho de la esfera terrestre. Sin embargo, al revisar específicamente este caso de Álvaro Uribe, se evidencia, notoriamente, una manipulación airada a sus seguidores, generando con ello odio y disensión entre ellos y sus contradictores” afirma Castro. En la actualidad el uso de redes es imprescindible porque reduce distancias y es un espacio abierto para expresar opiniones, así los políticos en general toman provecho de las mismas. 

“El uso de estas redes por parte del ex mandatario de los colombianos muestra el poder que tiene en sus manos sin necesidad de trasladarse a ninguna parte y la capacidad de mover masas cegadas por una visión muy próxima a lo que se convenga. Sin duda, es la clara muestra de una guerra explícita entre diferencias políticas e ideológicas a través los medios”, así lo define Castro. 

Tanto el mundo de las redes como los mismos medios de comunicación han tenido un papel que juega con la imagen del caso. Para Marco Emilio Hincapié Ramírez, Diputado de la Asamblea Departamental del Tolima, frente al caso de Uribe Vélez dice que “es evidente la presión que se ejerció en este caso. Los fiscales y jueces se ven presionados y sometidos muchas veces a lo que dice el tema mediático” expresa y añade “los medios han jugado un papel muy desafortunado en Colombia en los procesos judiciales por ejercer presiones, y los comunicadores carecen de conocimientos jurídicos y la información se lleva de forma errónea a la ciudadanía”. No cabe duda que el caso del ex presidente Álvaro Uribe Vélez ha despertado todo tipo de opiniones y reacciones, así como es precedente de un trato especial. 

Panorama futuro del caso 

En Colombia distintas voces se cuestionan la singularidad del caso, ya que no es cualquier persona a quien se le está colocando el ojo de la investigación. No obstante, esto no excluye al ex mandatario de tener que hacer frente a la situación. Para Hincapie el caso es especial, y pronuncia que “todos los colombianos somos iguales ante la ley, pero en este caso no fue así. Si bien el ex presidente no lo están juzgando por ser buen o mal gobernante, sino por fraude procesal y tema de compra de testigos, son delitos tipificados en la constitución, y al ser iguales ante la ley, debemos responder por ese tipo de hechos”. 

Ante los ojos de toda la nación Álvaro Uribe Vélez retomó su libertad, y no espera quedarse de brazos cruzados, por el contrario, su motivación de continuar en el mundo de la política es más fuerte que nunca. Pero, el caso no ha finalizado. “Hay bastante material probatorio, recolectado de manera legal, y se debe comprobar que se cometió el hecho delictivo por el cual se le imputaron los delitos al ex presidente” aclara Hincapié agregando que “más allá de los temas mediáticos y la polarización del país, hay un hecho tipificado en un código legal, en una norma vigente y el ex mandatario no está siendo procesado por sus facultades como líder político, está siendo investigado por fraude procesal y la compra de testigos”. 

Frente al caso del ex presidente Uribe solo queda esperar la posible verdad que emita la Corte Suprema de Justicia y/o la Fiscalía General de la Nación, ya que la verdadera ley en Colombia está sometida al que posea más poder político.

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