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Opinión

El candidato presidencial que solo maneja las emociones no es la mejor opción para elegir

El candidato  presidencial que solo maneja las emociones no es la  mejor opción para elegir

La emoción y el sufrimiento determinan generalmente el comportamiento de las personas, y cuando se actúa solamente conforme a éstas y no por el razonamiento, el resultado es la equivocación,  porque ambas son funcionalmente inseparables. 

No es de extrañar, entonces, que en la actual crisis de nuestro país por las divergencias irreconciliables de los partidos que se disputan  la elección del próximo presidente de Colombia, los electores caigan equivocadamente en manos del populismo del candidato Rodolfo Hernández, que hace uso de la emoción como él mismo lo ha expuesto, a cambio de la exposición de ideas para lo que pudiera ser un programa de gobierno. 

De esta manera, es indispensable revalorar nuestro círculo vital, elucidar el verdadero papel del análisis que debe hacerse al comportamiento intelectual de los candidatos frente a sus propuestas de cambio y los grandes desafíos por la desigualdad y necesidades sociales, el hambre, el desempleo, la falta de educación y los privilegios irredimibles de los dueños de los grandes capitales que han diferenciado enormemente a los ciudadanos.

No es necesario examinar lo que dicen las redes de comunicación a través de la falsa información, ni lo que exponen los modernos oráculos viudos de la burocracia internacional que afirman que Petro no tiene lo votos para ganar  y que va no por la elección sino la insurrección, para establecer que existe una gavilla que teme perder los privilegios de los altos cargos inútiles del Estado y dar un salto de ex guerrilleros a acérrimos defensores del régimen del cual vivieron su vida despotricando. 

Este domingo 19 de junio de 2022, será un día histórico por la elección de nuevo presidente de los colombianos. Si llegare a ganar Gustavo Petro, sería  el primer gobernante de la izquierda en 200 años desde que existe la República y habría una propuesta de cambio social y económico.
Si por el contrario, gana Rodolfo Hernández, candidato que se presenta como independiente, pero es el representante de la derecha  que ha gobernado ininterrumpidamente como el llamado establecimiento a través de los partidos  políticos de siempre y grupos financieros durante los últimos 50 años, continuaría la misma política social y económica,  que ha llevado al traste con los anhelos de las mayorías y procurado las grandes protestas sociales, por la falta de oportunidades y distribución equitativa de la riqueza.

Los  sectores profesionales, estudiantiles,  medianos empresarios y la clase trabajadora,  aspiran que  germine un nuevo cambio que ofrezca educación de alta calidad y diversa, salud oportuna y preventiva, trabajo digno, renacimiento del sector agrario para que cambien las condiciones de vida del campesino, la producción agropecuaria, un cambio transicional y sostenible de la producción de combustibles no renovables y de la imposición de impuestos a los grandes sectores financiero y de la explotación de los recursos no renovables que han estado exentos y privilegiados.

El país aspira a un cambio en la información de las políticas de gobierno a través del razonamiento y el análisis, que debe sustituir a aquella  de las redes de comunicación, que circulan sin control ni advertencia de su veracidad y que se han convertido en medios para el insulto, la grosería y la difamación, son una necesidad inaplazable para que exista un conocimiento exento de las peores formas de comunicación. 

Nada hace prever, que de seguir como estamos en cultura, pueda existir un cambio de la sociedad. Sólo se podrá cambiar una
nación si se educa, entendido el término como un instrumento de trabajo,  para que el ciudadano conozca sus derechos y obligaciones y tenga capacidad de saber que le conviene o que  es cierto o falso,  a través de la comprensión de los valores y necesidades, desde un punto de vista humanista, es decir, tolerante, solidario y no soberbio, ni interesado en el poder, sino en el servicio a la comunidad.

Mientras tanto seguirá el país vadeando sin que pueda llegar a ser quien dirija  su propio destino, sino el vasallo de los dueños de la información y los dueños de la tierra y demás bienes de producción y han detentado el poder y han dirigido la política gubernamental mediante el manejo de todos los organismos de control, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía General, la Procuraduría General, Contraloría General y el Congreso de la República, que ven el discurrir de la corrupción sin que exista remedio a esa mal de la administración contra la sociedad.

Los pensadores de la política colombiana han reiterado, que los caudillos populistas que tienen el remedio para todo los males, han tomado el puesto de las idolologías y de los valores políticos, en razón a que las mayorías en la sociedad, deambula más en la necesidad que en la satisfacción de sus derechos y caen fácilmente en los espejismos y las promesas falsas. 
 
Sin embargo, otros, buenos amigos, de nuestro solar, enaltecidos por su saber, dedicados a la ciencia no del arte por el arte, sino de la literatura como la mejor forma de comunicar al hombre con el mundo, al escoger otra campaña presidencial, no contraría las enseñanzas de independencia de sus libros, dejado como creen sus escritos y versos en contravía en el espacio infinito e  inmutable. Al contrario, es la demostración de civilidad política. 

De ahí, el necesario cambio hacia una vida proveniente de una formación cultural y educativa que le otorguen al ciudadano herramientas para que su conocimiento le permita conocer la realidad, que es la necesaria forma de seleccionar y vivir en iguales maneras de información en la sociedad y no la que procede de las falsas bodegas, redes sociales, que asaltan la buena fe de la población para  escoger  a ignorantes  como sus gobernantes.
Colombia debe votar para presidente de la República por quien mejor lo represente y tenga los méritos y capacidades y no por quien representa el establecimiento, los privilegios y los viejos partidos políticos que han envilecido la vida de la nación.

Llegó el tiempo de las gentes que jamás han llegado al poder, los excluidos, los sin apellidos sonoros, quienes no tienen familias de presidentes sino el anhelo de un país mejor voten por el cambio. El país lo agradecerá.

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