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Buu… ¡qué miedo!

Buu… ¡qué miedo!

¡El miedo!, esa sensación de angustia, ese sentimiento de desconfianza que nos impulsa a decidir o adoptar ciertos comportamientos, ¡el miedo! Ese mismo que por millones de años nos ha perseguido y que ha sido una de las mejores armas en contra de la voluntad humana, una de las grandes herramientas para la manipulación de las personas; Hoy ese  miedo se pasea por las calles, ese mismo miedo que ha soportado por siglos el negocio de la fe, ese mismo miedo que ha puesto y quitado presidentes, que ha causado catástrofes en la humanidad, pero también a motivado cambios importantes, inventos, desarrollos para proteger la humanidad o porque no decir evolucionar, por algo será que se dice que todo lo grande empezó con una pizca de miedo.

El miedo según el momento de la historia ha tenido grandes representantes, en un tiempo el “coco” fue uno de los mayores agentes sembradores de miedo y   gracias a él, muchos niños se tomaron la sopa, tendieron la cama y dejaron de contestar mal a sus padres, y que decir del “loco” si, ese loco que se paseaba por la calles y que asustaban a los niños con su temerosa frase “te voy a llevar”; en otros tiempos el miedo llevada nombres como inquisición, invasión, pobreza, guerrilla, narcos, paracos, enfermedad, drogas, armas, patasola, el mohán, la llorona y uno  que otro padre de familia que gobernaba a su antojo sembrando el miedo en sus súbditos; hoy el miedo casi a punto de desaparecer ha tomado fuerza de nuevo gracias a su disfraz de virus COVID-19, al inicio cuando se supo que el miedo COVID-19 andaba por las calles matando gente, el mundo entero salió corriendo a esconderse dentro de sus casas, pararon las industrias, cerraron las empresas, sellaron los colegios, hasta los enfermos no volvieron a las clínicas, se silencio la música, se detuvo el baile, los aviones no volaron, los vehículos pararon, la explotación de petróleo no desangro mas la tierra, algunos animales recuperaron su libertad de caminar sin miedo a ser asesinados, el medio ambiente respiro sin miedo y algunos entendieron el verdadero sentido de la vida.

Todos los seres humanos, nos rodeamos unos con otros, algunos dieron mercados, otros compartieron de lo que tenían, otros pidieron perdón, otros perdonaron, algunos recuperaron sus hogares y otros por fin conocieron a sus familias; el miedo a morir enseñó a muchos la verdadera razón de vivir; pero en medio de todo lo malo que generó todo este miedo, solo bastó que un papel firmado por el Presidente del país y multiplicado por los Gobernadores y Alcaldes para que el miedo al COVID-19 se fuera, desapareciera y de nuevo salimos del resguardo de nuestras casas corriendo “a vivir, a recuperar el tiempo perdido”, de nuevo salió humo de las chimeneas de las industrias, las puertas de las empresas se abrieron,  los colegios fueron adaptados, los enfermos hacen filas en  clínicas y hasta liposucciones pendientes ya se contonean por las calles,  la música volvió a sonar, el baile regresó a la pista, los aviones dominaron los cielos, los vehículos regresaron a los trancones y las pelas por la vía y su prepotencia , la explotación de petróleo desangra de nuevo  la tierra, los animales que habían recuperaron su libertad de caminar por el mundo hoy corren llenos de  miedo a buscar refugio en las montañas, el medio ambiente se enferma de nuevo  y algunos  NO entendieron el verdadero sentido de la vida.

Hoy el miedo al COVID-19 se ha perfeccionado, nos da miedo ir a una clínica, pero no nos da miedo salir a dar una vueltica al centro, nos da miedo ir a la plaza, pero ir a vitrinear por los centros comerciales no pasa nada, usamos el tapabocas en el bolsillo o  de balaca o  dejamos la nariz descubierta, no van a rezar por que les da miedo, pero en la rumba no pasa nada; no sé ¿cuál es el problema? finalmente ¿cuál es el miedo?.  Buuu…

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