Cuando tres hombres perpetraron el robo de 10 millones de pesos al almacén Central Pecuaria de propiedad del gobernador del Tolima Óscar Barreto, el pasado 10 de junio, el coronel Nicolás Carmen Aristizábal, comandante de la policía Metropolitana de Ibagué, se encontraba en una reunión de rutina con todos los oficiales de esa institución programando operativos para garantizar la seguridad de la ciudad.

En esos momentos entró a su celular una llamada del gobernador encargado  Eyber Javier Triana, quien en forma grosera, altanera e irrespetuosa increpó al alto oficial reclamando por el hurto al establecimiento de su patrón. Sería tal el calibre de las ofensas proferidas por el segundón del mandatario seccional, que testigos e informes confiables, el comandante de la policía le respondió enérgicamente pidiéndole respeto a su persona y al cargo que desempeña como comandante de la policía Metropolitana de Ibagué. "Le exijo respeto. Yo soy un coronel de la Policía Nacional con casi 30 años de servicio a la institución y no acepto que se me trate de esa forma", le habría dicho Carmen Aristizábal a su contertulio.

Lo cierto fue que hubo un enfrentamiento telefónico entre el gobernador encargado de la época y el comandante de la Metropolitana, por el robo al negocio de propiedad del gobernador titular del departamento.

Al parecer, Triana quedó un tanto achicopalado con la parada que le hizo el alto oficial y, posiblemente, y de inmediato, se comunicó con su jefe Barreto para contarle lo sucedido, y seguramente le agregarle más de lo que no habló ni dijo el comandante de la Policía, y la reacción del mandatario que aun se encontraba en licencia por enfermedad, no se hizo esperar y publicó el trino donde, sin pruebas, demeritaba la labor de la policía en Ibagué.

El coronel Carmen, ofendido en su honor, de inmediato respondió a los cuestionamiento del gobernador señalando que: "No hay que ser oportunistas y aprovechar ese tipo de situaciones para ser utilizadas en el plano político y más en esta época electoral, porque se genera un mal ambiente entre los ibaguereños”. Y agregó: “Uno no puede salir a decir babosadas que no corresponden a la realidad”, dijo el coronel Carmen Aristizábal, y añadió: “además este es un hecho aislado, por lo que no se puede llevar por delante el trabajo que hemos venido haciendo en la ciudad y la zona rural”.

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Lo que llama la atención en este caso, es que el enfrentamiento no fue en forma directa entre el coronel Carmen y el gobernador Barreto, sino que hubo otra persona, Triana, gobernador encargado en ese momento que buscó la riña, posiblemente para ganar indulgencias con su patrón, y luego le trasmitió mal el mensaje y aumentado lo que había pasado con el oficial de la policía; no de otra forma se entiende una reacción tan áspera y sin fundamentos la que tuvo el gobernador para irse lanza en ristre contra la labor de la institución policial.

Y aquí tenemos que, al parecer, un chisme desató un rifirrafe entre el mandatario tolimense y el director de la Metropolitana, donde el perdedor a las claras es gobernador por varias razones: en primer lugar nunca había trinado solidarizándose con alguna persona o entidad que hubiese corrido la misma surte de su negocio, y solo cuando tocaron sus propios intereses se acordó de protestar; en segundo lugar, lo hizo en un momento en que la policía está logrando positivos o éxitos en sus operaciones, precisamente incrementados desde marzo hasta el momento, fecha en la que asumió el mando el coronel Carmen Aristizábal, y para la muestra el trabajo que tan solo en una hora, se logró la detención de los ladrones de Central Pecuaria y la recuperación del dinero en su totalidad; la solidaridad y el plebiscito de apoyo al coronel Carmen no se hicieron esperar, y el propio alcalde en diferentes ocasiones se ha referido al tema defendiendo y respaldando al comandante de la Metropolitana y la labor desarrollada, presentando cifras y estadísticas que ubican a Ibagué entre las cuatro ciudades más seguras del país.

Además,  dentro de lo que se sabe sobre la personalidad y conducta del coronel Carmen, es que se trata de un oficial responsable en su trabajo, intachable, respetado y querido no solo en su institución sino por las comunidades donde ha trabajado por su don de gente y afabilidad para trata a las personas.  No en vano, algunas organizaciones sociales están recogiendo firmas pidiendo el reintegro de vacaciones del oficial al comando de la Metropolitana.  

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Esta situación deja algunas cosas en claro y unas lecciones para aprender. Es cierto que el gobernador es la primera autoridad del departamento y, como tal, jefe de policía y responsable del orden público en su jurisdicción, pero debe respetar a las autoridades locales como los alcaldes que también son jefes de policía y responden por el orden publico de sus respectivos municipios, pero a la vez también debe tener respeto por la institución policial y las personas que las dirigen, y no se puede públicamente como lo hizo, regañarlas ni vaciarlas, mucho menos demeritar su labor desconociendo resultados tangibles y demostrables de recuperación de la seguridad.

Y lo otro, es que la fuerza pública en su conjunto, no es tan neutral ni independiente como se piensa, sino que obedece a intereses políticos y económicos coyunturales y que un gobernador, como Barreto, en un momento de mal humor,  con una llamada a un ministro de la Defensa como Guillermo Botero, puede mandar a vacaciones a un buen oficial como el coronel Nicolás Carmen Aristizábal, y todo por un chisme que a la larga se le convitió en un bumerán eb su contra.