La pólvora deja sus afectaciones en seres humanos por la manipulación con  lesiones de diferentes tipos como amputaciones, contusiones, daños auditivos, daños oculares, laceraciones, quemaduras e intoxicaciones, pero la pólvora también afecta el ambiente por contaminación, por incendios en los ecosistemas con los restos de los voladores o globos y en los animales, tanto domésticos como silvestres.

Las aves son una de las especies más vulnerables al estallido de la pólvora, los altos decibeles de la detonación especialmente en la noche, que son sus horas de descanso, afectan su sistema nervioso y puede provocarles la muerte. 

También el ruido y la explosión puede alejarlas del nido, suscitando el abandono de sus polluelos.

Para otros animales como los perros y los gatos (como seres sintientes), las exhibiciones de pólvora afectan su bienestar generando estrés y miedo, produciendo reacciones de huida o agresividad, efectos como ansiedad, pánico, desorientación, depresión e incluso problemas más graves por aumento de su ritmo cardiaco.

 Otras reacciones suceden con los estallidos, los animales escapan y terminan alejados de sus hogares y perdidos, algunos lesionados por intentar esconderse en lugares remotos y de difícil acceso, otros en el momento de la fuga desorientada pueden ser atropellados por vehículos terminando con traumatismos o la muerte. 

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También algunos animales pueden llegar a consumir restos de pólvora que encuentran en la calle, lo que podría generar vómito y diarrea como signos de intoxicación a causa de los componentes como el fósforo, nitrógeno y potasio.

¿Qué podemos hacer para reducir los efectos adversos sobre los animales y el medio ambiente?

 Podemos recalcar en la prohibición del uso de la pólvora e instar a los ciudadanos a celebrar la llegada del 2021 con otras formas de festejo menos peligrosas para la especie humana, 
más tranquilas y más amigables con los otros seres con los que compartimos este planeta.

Artículo elaborado con el apoyo de la profesora de la facultad de Medicina, Veterinaria y Zootecnia de l universidad del Tolima, Heissa Ibeth Bernal.