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La tercera de Ibagué: Palacio del colesterol
Sobre la ocupación del espacio público de las principales vías de Ibagué se ha dicho de todo: desde los problemas de la violencia Liberal-Conservadora que comenzaron a generar el desplazamiento del campo a la ciudad, desde hace más de 50 años, y luego el incremento de ventas informales que hoy llegó al culmen con la llegada de los venezolanos.
El problema no es nuevo, pero además de ser social, de falta de empleo, y todo lo que se quiera agregar, es político. Desde siempre a los vendedores ambulantes los han utilizado como carne de urna en las elecciones, y ahora que están próximas a las del mes de marzo con más veras.
Lo que sucede, es que el problema se ha incrementado exageradamente. Ya no solo es el mercado persa de cachivaches y frutas, sino la venta de fritanga de todo tipo, traen sus cocinas y estufas y las instalan en plena tercera y convierten la vía en un gigantesco palacio del colesterol.
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Allí se consigue desde la popular empanada hasta sancocho con gallina, fríjoles con garra, arroz en todas sus presentaciones, y en las peores condiciones; pero eso sí, la comilona está bien amenizada con la bulla de los enormes equipos de sonido que sacan a la calle los almacenes. Y Cortolima ante estos escándalos de altos decibeles, permanece en silencio, como si la contaminación auditiva no fuera con ellos. Pero también es la Secretaría de Salud que no hace ningún tipo de control a todos estos expendios de comida.
Las mafias que se han apoderado del espacio público de la ciudad ya tienen invadida la carrera segunda y están comenzando con la cuarta, mientras tanto el alcalde Hurtado, y sus funcionarios viven una luna de miel como si estuvieran en la Isla de la Fantasía.
Mientras tantos, los negociantes del espacio público en complicidad con ciertos políticos, siguen incrementando el problema, especialmente en épocas de elecciones.
El centro de la ciudad se les salió de control a las autoridades, y cada día asemeja a una sucia urbe, abandonada, tapizada de basuras, fuera de todo control urbanístico, de tránsito y hasta sanitario, sin dolientes; pareciera que Ibagué es un banco destartalado a la deriva, sin puerto donde anclar.
Testimonios
Los ibaguereños que sienten la ciudad, que son la mayoría, expresaron a El Cronista.co lo que piensan de lo que pasa con el centro de Ibagué.
Nubia Huertas: “Horrible no tercera. Solo puestos de vendedores…parece más una plaza de mercado”
Xuxa Silvia: “Se transita con temor por el sector. Temor al cosquilleo por el tumulto (desorden) se transita con los nervios de punta por el ruido, ya que no permite que los reflejos auditivos funcionen bien. Los malos olores y la mugre se nota a cada paso. Es una plaza pública lo que funciona en pleno centro de la ciudad”.
Martha Cecilia Quintero: “El centro de Ibagué, es un mercado persa. No hay por dónde caminar y a todas las administraciones les ha sido imposible recuperar las vías, que aparentemente son para la libre locomoción de los peatones”.
Jaime Augusto Galindo: "La letrina más grande de Ibagué está en el parque Galarza, a pocas cuadras del pleno centro, qué pasará? Claro, no hay gobierno, no hay ley, no hay quién se preocupe al menos por el aseo de la ciudad”.
José Manuel Triana: “Lástima el bulevar de la carrera tercera se ha ido convirtiendo en plaza de mercado. Nadie le importa la belleza de la ciudad”.
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Mary Doralba Prieto: “Qué tristeza sin cultura ciudadana, sin autoridad y sentido de pertenencia por nuestra ciudad. Los vendedores abusan del espacio público, volumen, desorden, y malas palabras. El centro es un caos”.
Andrey Monroy: “Quién en su sano juicio va al centro a no ser que sea obligado”.
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