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Se agotaron los cucos amarillos

Se agotaron los cucos amarillos

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Todo  parece indicar que la tradición volvió con fuerza o que los almacenes hicieron pedidos pequeños y se les agotó las existencias de cucos amarillos para estrenarlos en la noche del 31 de diciembre.

 

Al menos, eso observamos esta mañana en medio de la impertinente llovizna que caía, cuando nos encontrábamos en un cocal comercial que vendía ropa en la ciudad de Ibagué. Una señora entre 30-35 años, llegó con prisa a preguntas por esta prenda y la respuesta de la vendedora fue tajante: "Nos nos agotaron ya. Este año (2016), no duro poco el pedido"; la compradora simplemente le respondió: "Los mismo me han dicho en otros almacenes donde he estado ya".

 

La misma historia se repitió con una mujer más joven, unos 18-23 años, con la diferencia que ella los iba a comprar para su abuelita, porque según conto: "yo no creo en agüeros de ninguna clase, pero mi viejita si, y solo quería regalárselos".

 

El agotamiento de inventarios de esta prenda simbólica de las creencias de año nuevo, nos indica dos cosas: que bien los comerciantes fallaron en sus cálculos e hicieron pedidos muy pequeños o que regresó el furor por los cucos amarillos, como en otros años. Pero cualquiera de las razones que sea, lo que está seguro, es que esta noche Ibagué estará luciendo de amarillo en prendas intimas de las mujeres, y también de algunos hombres que les gusta estrenar calzoncillos del mismo color. En el caso de estas dos personas, solo querían amarillos, rechazaron la oferta de los rojos que le hizo la vendedora, según las compradoras frustradas, ninguna estaba buscando marido, ni la señora de los 30-35, ni la abuelita de la joven de 18-22.

 

Los panty rojos

 

Desde hace varios años, los panty rojos entraron a hacerle competencia a los amarillos, aunque la razones o creencias sean distintas. A los primeros se les atribuye la pasión y el amor, a los segundos el dinero y buena suerte.

 

Esta tradición es antigua y tiene varias interpretaciones, según quien la haya escrito y el pensamiento religioso que le haya puesto; lo que  se sabe con certeza, es que se practica más en países como España, China, Italia y algunos de Latinoamérica, entre ellos, Colombia.

 

Cada color tiene su historia y su cuento, donde no ha faltado la colaboración de la industria textil para hacer más agradable la fiesta y más elevadas las ganancias, explotando cualquier creencia, así sea en el color de los calzones.

 

La que no comía cuento, ni se sometía a las tradiciones creadas bien por las costumbres, brujas-brujos, o el comercio, era una amiga cuyo nombre omito por razones obvias, que no se ponía de ningún color, porque decía que le gustaba despedir el año viejo y recibir el año nuevo "sin ataduras y libre como el viento".

 

 

 

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