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¿Menos impuestos, más empleo, mejores salarios? Un cuentazo

¿Menos impuestos, más empleo, mejores salarios? Un cuentazo

 

¿Menos impuestos, más empleo, mejores salarios? Un cuentazo

Por : Carlos Eduardo Cano Martinez

 

En los últimos 30 años, se han aprobado 14 reformas tributarias. La última empezó a regir el primero de enero del año 2017, y contrario a lo que afirmaba el exministro de hacienda, Mauricio Cárdenas, en menos de cuatro años ya se empieza a configurar una nueva reforma en manos del ministro del nuevo gobierno, el tecnócrata Carrasquilla. Uno de los puntos principales de esta, es aliviar la carga tributaria de las empresas; para ello, el ministro tiene como punto de partida el ingreso medio del trabajador; serán las personas naturales las que aporten el 85% de los recursos del impuesto a la renta, y el 15% restante saldrá de las empresas del país.

La ecuación del gobierno Duque es sencilla: menos impuestos para las empresas, más empleo y mejores salarios. Sencilla, pero errada; el gobierno desestima los grandes aportes empíricos de una abundante literatura académica, que coincide en no encontrar impactos reveladores sobre el empleo -tanto en calidad como en cantidad de este- a consecuencia de reducir impuestos a las empresas. Es evidente, por ejemplo, que un aumento del salario mínimo está estrictamente ligado a la inflación y a la productividad del trabajo; no a la voluntad de los empleadores.

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Por lo anterior, no se está solo frente a un recaudo significativamente menor -por lo que la clase media entrará a tapar ese hueco- sino que, además, se profundizará la brecha económica y social del país. Una reducción de la tarifa de renta corporativa, profundiza la concentración del ingreso; en Colombia, el 30% más rico, posee unos ingresos trece veces superiores al 30% más pobre. Y, además, limita al Estado en materia de avances sociales, dotar al país de bienes públicos como educación de calidad, se vuelve una quimera.

El cuentazo está echado, un gobierno del perfil neoliberal de su antecesor, que reproduce el discurso vacío de las oportunidades y el emprendimiento para justificar la pobreza de muchos; que defiende a ultranza el sistema de salud de las EPS; un programa que libera a los grandes capitales de impuestos y que además encabeza una lucha sin escrúpulos contra el proceso de paz, contra la verdad y la reparación de las víctimas. Una verdadera afrenta contra la Colombia profunda.

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Se vienen años difíciles, estamos frente a un Estado corporativo, las políticas en cualquier ámbito serán hechas a la medida de la fuerza empresarial, disfrazadas obviamente con el tufillo de la tecnocracia; y todo esto, en detrimento de los trabajadores, los mismos que pusieren ese corporativismo a gobernar en las pasadas elecciones.

 

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